Gálatas 4:12-20

4:12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros. Ningún agravio me habéis hecho.
4:13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;
4:14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
4:15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.
4:16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?
4:17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.
4:18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.
4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,
4:20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.

HASTA QUE CRISTO SEA FORMADO EN USTEDES


Buenos días. El versículo clave de este pasaje bíblico hace alusión a la gestación y el parto. ¡Ah, el milagro de la vida! Desde el instante en que un espermatozoide fecunda un óvulo, comienza el milagro. Una sola célula se divide y multiplica, formando un ser único con un diseño especial. En las primeras semanas, el embrión desarrolla su corazón, que comienza a latir incansablemente, y poco a poco emergen sus extremidades y órganos vitales. Al mismo tiempo la expectante madre sufre muchas náuseas y su cuerpo comienza a cambiar poco a poco. En el segundo trimestre, los órganos vitales y las redes neuronales del bebé van madurando, mientras éste va creciendo y creciendo, al igual que el cuerpo de la madre. Para el tercer trimestre el bebé está casi listo para salir, pero todavía varios órganos vitales, como los pulmones, tienen que madurar para funcionar correctamente. Y aunque las incomodidades en la madre son cada vez mayores, las sufre pacientemente, sabiendo que cada día es una oportunidad para que su hijo termine de desarrollarse antes de conocer el mundo. 

Pero los mayores sufrimientos para la madre llegarán al momento del nacimiento. Cuando el bebé está listo para salir, la madre empieza a tener los dolores de parto que se van haciendo cada vez más agudos y frecuentes. Y cuando está en el parto, sufre también muchísimo para dar a luz a su bebé. Sin embargo, todo dolor desaparece en el instante en que sostiene a su hijo en los brazos. Al escuchar su primer llanto y ver esa hermosa carita, sus bracitos y piececitos, sabe que cada esfuerzo ha valido la pena.

Según el apóstol Pablo el nuevo nacimiento en los creyentes se asemeja a esto. El pastor sufre dolores de parto para ayudar a que Cristo sea formado en la nueva criatura. Y el nuevo creyente sentirá también incomodidades mientras Cristo es formado en él. Sin embargo, todo los dolores e incomodidades valen completamente la pena para que Cristo sea formado en nosotros. Yo oro para que, a través de este mensaje, podamos meditar profundamente en el proceso que experimentamos para que Cristo sea formado en nosotros. Que cada uno de nosotros pueda escuchar la voz de su pastor y permitir, aunque incomode y duela, que Cristo sea formado en nosotros. Que cada día podamos parecernos más y más a Jesús y, de esta manera, Dios pueda usarnos para convertir a Panamá en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa para Su gloria. Para que Cristo sea formado en cada uno de los habitantes de este hermoso país. Amén.

I.- Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo (12-15) 

Leamos juntos el v.12a, por favor. El apóstol Pablo hace un paréntesis en la presentación de su argumento para hacer una apelación personal a sus hermanos gálatas. En este paréntesis cambia bastante el tono de su carta para recordarles su amor pastoral y paternal hacia ellos. Y por ese amor, les ruega que adopten una actitud como la de él hacia la Ley. Pablo había sido un fariseo orgulloso que buscaba justificarse a sí mismo por medio de guardar estrictamente la Ley, y que confiaba en que su propia rectitud lo salvaría. Pero al llegar a Cristo, él abandonó todos sus esfuerzos para salvarse a sí mismo y decidió confiar del todo en la gracia de Dios. Así, urgía a sus hermanos gálatas que siguieran su ejemplo y evitaran el legalismo de los judaizantes.

Resultaba una terrible ironía para Pablo que él, siendo judío, se hubiera hecho como un gentil para ganar a los gálatas gentiles. Pero ahora ellos intentaban hacerse judíos para ganarse el favor de Dios. Pablo les recuerda aquí cómo había vivido él entre ellos como un gentil, para darles el ejemplo y hacerles abandonar las enseñanzas de los judaizantes y llegar a ser como él, libres en Cristo. Ese es el punto principal: que los gálatas fuesen libres como Pablo era libre.

Leamos ahora juntos el v.12b. Esta frase pareciera estar insertada aquí fuera de contexto, sin embargo, no es así. Pablo reconoce que el tono de su carta ha sido bastante duro hasta ahora, no obstante, les aclara a sus hermanos gálatas, que esto no se debe a que ellos le hubiesen agraviado personalmente de alguna manera. Él no tenía nada personal en contra de ellos. Su tono fuerte, como les he repetido desde el principio de la carta, era el grito desesperado de un padre que intenta advertir a sus hijos del peligroso camino por el que están andando. Y esto es lo que Pablo quería que ellos tuviesen muy claro al hacer este paréntesis.

Leamos juntos los vv. 13-15, por favor. Ahora el apóstol Pablo les recuerda a los gálatas la situación en la que se conocieron: Fue a causa de una enfermedad que llegó a ellos por primera vez predicando el evangelio. Se ha asociado esta enfermedad con “el aguijón en la carne” mencionado en 2Co. 12:7. Algunos afirman que este “aguijón en la carne” era una enfermedad de la vista que vino como consecuencia de la ceguera posterior a su encuentro con Jesús en el camino a Damasco. Esto parece consistente con lo que dice el v.15: “Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.” Sin embargo, una enfermedad de la vista no pareciese ser una repugnante prueba o enfermedad del cuerpo como para que los gálatas lo despreciasen o desechasen.

De hecho, la palabra que la RVR60 traduce como “desechasteis”, quiere decir literalmente “escupiste”. En el mundo antiguo era costumbre escupirle a un epiléptico para evitar la influencia del mal espíritu que se suponía que poseía al enfermo. Así es que se ha sugerido que el “aguijón en la carne” podría ser epilepsia, quizá también como consecuencia de su encuentro con Jesús. Sin embargo, tampoco se puede afirmar definitivamente. De hecho, no se puede afirmar con total certeza que esta enfermedad que se menciona aquí sea “el aguijón en la carne”. Bien podría tratarse de otra enfermedad diferente.

El Dr. William Barclay plantea que puede haberse tratado de malaria. En Hch. 13:13-14 se narra cómo fue la llegada de Pablo y sus compañeros de viaje a Galacia. Pablo, Bernabé y Marcos habían venido desde Chipre a tierra firme. Llegaron a Perge de Panfilia, donde Marcos abandonó el grupo y regresó a Jerusalén; y el resto se dirigió a Antioquía de Pisidia, que estaba en la provincia de Galacia. ¿Por qué no predicaron en Panfilia? ¿Por qué escogieron dirigirse a Antioquía de Pisidia? Podría ser porque Pablo contrajo malaria en las costas malsanas de Panfilia, y su único remedio sería buscar las tierras más altas de Galacia, lo que le hizo llegar allá enfermo. El clima más fresco y saludable en Antioquía de Pisidia (a unos 1,100 m sobre el nivel del mar), debio traer algún alivio a la fiebre causada por la malaria. Sin embargo, tampoco podemos afirmar concluyentemente que esta fuera la enfermedad.

Sea cual fuere la enfermedad de Pablo, el punto importante aquí es que él llegó enfermo a Galacia, predicando el evangelio, y que los gálatas lo recibieron y le sirvieron con gran amor y diligencia, “como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.” Aquí vemos el amor de Pablo a Dios y a los gálatas para predicar el evangelio aun estando enfermo, y el amor de los gálatas al recibir y servir a Pablo a pesar de su enfermedad. 

Y, ¿cómo nos conocimos nosotros? ¿Cómo empezó el ciclo actual de nuestra iglesia? En el 2017 mi cuñado Gabriel le lavó el carro a Darío que para ese entonces trabajaba como conductor de Uber. Allí conversaron acerca de Dios y Darío se autoinvitó a la iglesia. Cuando llegaron Darío y Karen, esto no parecía una iglesia. Estábamos en un apartamento alquilado en el Cangrejo. Apenas empezaba a animarme otra vez, después de que casi un año antes se hubiese ido de la iglesia la última de las ovejas de los misioneros Baek. Pero ya estaban participando los domingos Gabriel, Sharon y Audis y parte de su familia. Cantábamos un par de himnos antes de escuchar el mensaje dominical que yo predicaba sin haberlo escrito. Y todo lo hacíamos sentados en la mesa de nuestro comedor. Aunque no parecíamos una iglesia no nos despreciaron ni nos desecharon porque podían escuchar la Palabra de Dios.

Poco tiempo después cambiamos la dinámica, y comenzamos a sentarnos en la sala y a tener un culto dominical un poco más formal. Luego, me arrepentí por haber dejado de escribir el mensaje dominical, y empecé a escribirlo nuevamente, así mejoró mucho el mensaje porque estaba más preparado. Unos meses más tarde nos mudamos a nuestro apartamento en San Francisco. Empezamos a adorar con canciones en video como lo hacemos ahora. Y Darío y Karen invitaron a más personas: A Carol, a Martín y a Ángel. Después, Darío invitó a Aramis, y él trajo a Sandra también. Empezamos a pescar y a tener estudio bíblico grupal en la Universidad de Panamá. Primero en Arquitectura y, luego, en Medicina. Allí conocimos a varios estudiantes, entre ellos a Carlos, y también nos empezó a acompañar Ricardo.

Después de la pandemia, en septiembre de 2021, inauguramos este precioso Centro Bíblico que el Señor nos ha permitido. Aquí ya hemos formalizado mucho más nuestro Culto Dominical y han llegado el resto de ustedes invitados por Darío, Karen, Aramis y Ricardo. Y hemos podido compartir juntos el amor y la gracia de Dios, sirviéndonos mutuamente.

¿Recuerdan ese amor y esa gracia que experimentaron al empezar a estudiar la Biblia y al congregarse con nosotros? ¿Recuerdan cómo crecieron espiritualmente a través del discipulado? ¿Recuerdan cómo se sentían yendo a la Universidad de Panamá a compartir el evangelio con los estudiantes? “¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais?” ¿Dónde está el gozo que sentían? Puedo dar testimonio de la gracia y el amor de Dios en ustedes. Pero parece que algunos se han olvidado. Dios nos guarde de escuchar del Señor las mismas palabras que escribió a la iglesia en Éfeso y que aprendimos esta semana pasada en el Pan Diario: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.” (Apo. 2:2-5). 

Arrepintámonos y volvamos al primer amor, volviendo a tener ese deseo ardiente en nosotros por estudiar la Biblia con nuestros pastores cada semana, por escribir testimonio bíblico con arrepentimiento, por comer Pan Diario cada mañana, por congregarnos fielmente cada domingo aquí en el Centro Bíblico, y por ir a la Universidad de Panamá y predicar el evangelio entre los estudiantes, para que Dios nos pueda usar para convertir a Panamá en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa. Amén.

II.- ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad? (16-20)

Leamos juntos el v.16. Pablo podía imaginar que algunos hermanos de las iglesias en Galacia podían estar muy enfadados con él en este punto por el tono de su carta. Además, los judaizantes estaban poniendo a los hermanos en contra de Pablo. Así que algunos de los que recibieron el evangelio de Pablo lo estaban considerando su enemigo. Pero Pablo no los estaba atacando personalmente, ni les deseaba mal, solo les estaba diciendo la verdad del evangelio por su propio bien.

Sucede mucho con los hijos adolescentes. Se molestan porque los padres les dicen las cosas o se las repiten muchas veces. Como si sus padres fueran sus enemigos o estuviesen allí para fastidiarlos y coartarles su libertad y propio pensamiento. Yo mismo me sentía así cuando era adolescente. Sin embargo, nada está más lejos de la realidad. La intención de nuestros padres es encaminarnos por la senda del bien. Ayudarnos a evitar los sufrimientos. No quieren que cometamos los mismos errores que ellos cometieron. Mi mamá me dijo eso una vez y yo le contesté: “Nadie aprende por cabeza ajena. Deja que yo cometa mis propios errores y aprenda de ellos.” ¡Qué orgulloso y malagradecido era!

Muchas ovejas son como adolescentes, sobre todo aquellas que han llegado a crecer un poco espiritualmente. Piensan que ya lo saben todo y no necesitan más de los consejos y la dirección de su pastor. No obstante, esto es mentira. Un engaño de Satanás. Si tu pastor intenta hablar contigo o aconsejarte, no lo hace para inmiscuirse en tu vida ni para tratar de controlarte, sino para ayudarte a ver la verdad y a andar por el camino correcto. Recuerda que: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.” (Pro. 14:12). Puede que pienses que estás andando por el camino del evangelio, pero en realidad podrías estarte desviando peligrosamente hacia la apostasía. Arrepiéntete y escucha la voz de tu pastor. 

Yo espero sinceramente que ninguno de ustedes se enemiste conmigo por decirles la verdad, pues es mi deber predicarles la Palabra de Dios con verdad. Si ustedes no se quieren arrepentir y quieren seguir viviendo como mejor les parece, pues mis palabras les seguirán molestando, porque no dejaré de decir la verdad; pero si tienen un corazón humilde y enseñable, sé que se arrepentirán y andarán por la senda de verdad. Pues, como dice el proverbio: “No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio, y te amará.” (Pro. 9:8, NVI). Espero que sean sabios al recibir la corrección de la Palabra de Dios, y no sean insolentes y lleguen a odiarme o a considerarme su enemigo por decirles la verdad. Amén.

Leamos juntos los vv. 17-18. Pablo sabía que los judaizantes aparentaban estar preocupados por la salvación de los gálatas porque no guardaban la Ley, sin embargo, su preocupación real no eran los hermanos, sino las tradiciones de sus padres. Les preocupaba más que los mandamientos y las tradiciones que habían aprendido fuesen a desaparecer. Además, venían todavía con esta mentalidad judía de ganar prestigio por hacer un discípulo o prosélito como condenó Jesús: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.” (Mat. 23:15). Esto era exactamente lo que estaban haciendo los judaizantes.

Pero los gálatas ingenuos se habían dejado embelesar por el aparente celo de ellos por la Palabra de Dios, por la vida de fe y por la iglesia. Sin embargo, lo único que ellos querían era poner a los gálatas en contra de Pablo y desprestigiarlo, hasta el punto de minimizar su apostolado, como aprendimos en los primeros capítulos de esta carta. Así que Pablo les aconseja que es bueno tener celo en lo bueno siempre. El celo por Dios no es malo, siempre que sea el celo correcto. Y no hay nadie que pudiese decir esto con más autoridad que Pablo. Por el celo de Dios se convirtió en perseguidor de la iglesia, pensando que estaba sirviendo a Dios al acabar con esta secta cristiana. Ese era, obviamente, un mal celo. Pero ahora estaba mostrando el celo correcto al defender con pasión la verdad del evangelio. 

Hay cosas en las que es bueno tener celo, pero a veces podemos llegar a convertir ese celo en cosas que no edifican. Por ejemplo, es bueno tener celo de la Palabra de Dios. Estudiarla bien y entenderla para evitar ser engañados por las herejías y para poder enseñarla a otros. Pero si dedicamos horas a estudiar los detalles ínfimos de las Escrituras, eso no es bueno. Es bueno creer y entender en la Trinidad, pero no podemos pasar horas obsesionados tratando de entenderla perfectamente. Es un misterio. Podremos llegar a entenderla hasta cierto punto. Pero no la vamos a entender completamente porque no está explícitamente detallada en la Biblia. Es bueno creer y entender que Jesucristo es completamente Dios y completamente hombre, pero no podemos dedicarnos a tratar de entender perfectamente la unión hipostática de Cristo. ¿Dónde termina Su humanidad? ¿Dónde comienza Su Divinidad? ¿Cómo interactúan estas dos naturalezas? Eso no está explícitamente detallado en la Biblia y tampoco es crítico para tu salvación. Solo tienes que creerlo.

En lugar de tratar de entender todos los detalles de la Biblia: ¿Con quién se casó Caín? ¿Quién mató a Caín? ¿En Edén era una serpiente literalmente o era Satanás? ¿Cómo pudo entrar en el Edén? ¿Cuántos años duró realmente el pueblo de Israel en Egipto? En la regeneración, ¿qué ocurre primero la fe o el arrepentimiento? ¿Qué ocurre primero el arrepentimiento o la entrada del Espíritu Santo en el creyente? ¿Hasta dónde llega la Soberanía de Dios y dónde empieza el libre albedrío del hombre? ¿Qué enfermedad tuvo Pablo al entrar a Galacia? Muchas de estas cosas se han estado discutiendo por siglos sin llegar a un consenso. En lugar de pasar horas tratando de encontrar las respuestas a estas preguntas, meditemos profundamente en la aplicación del pasaje bíblico a nuestras vidas. En lugar de pasar dos horas discutiendo con otro hermano acerca de algún punto, usemos ese tiempo para escribir testimonio bíblico con arrepentimiento, aplicando la Palabra de Dios a nuestras vidas.

Sería bueno que tuviésemos celo en obedecer lo que la Biblia dice en lugar de tratar de entender todo lo que ella dice. Sería bueno tener celo de comer Pan Diario todos los días para alimentarnos de la Palabra de Dios antes de cualquier cosa. Sería bueno tener celo de apartar un tiempo sagrado en la semana para estudiar la Biblia con nuestro pastor, en lugar de dar prioridad a otras cosas y estar moviendo o cancelando el estudio bíblico. Sería bueno tener celo para escribir testimonio bíblico fielmente cada semana, en lugar de dar prioridad a otras actividades y decir que no tenemos tiempo. Sería bueno obedecer la Palabra de Dios en Heb. 10:25: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” Y congregarnos fielmente cada domingo aquí, poniendo nuestros dones al servicio del Señor. Yo oro para que nuestra iglesia sea una iglesia celosa en obedecer la Palabra de Dios, más que simplemente ser celosa en estudiarla. Que seamos hacedores de la Palabra y no solamente oidores de ella (Stg. 1:22). Amén.

Leamos juntos el v.19, por favor. El apóstol Pablo vuelve más íntimo todavía su tono y llama a los gálatas: “Hijitos míos”. Ellos era realmente hijos suyos en la fe, pues habían nacido de nuevo por la predicación de Pablo. Aunque yo no los invité personalmente a la iglesia, y muchos de ustedes ya conocían del Señor al llegar aquí, y varios están ya muy mayorcitos para ser mis hijos, yo los amo como a hijos. Y por eso me preocupo por ustedes y me esfuerzo para alimentarlos adecuadamente con la Palabra. Por eso me entristezco cuando no los veo aquí con nosotros, y mucho más si tienen varias semanas sin venir. 

Les aseguro mis hermanos que humanamente yo no gano nada con predicar estos mensajes, con darles estudios bíblicos a ustedes, o con fastidiarlos por decirles la verdad. Algunos pastores están dedicados exclusivamente al ministerio, y por lo tanto reciben un salario. Pero yo no. Yo tengo mi propio trabajo y no percibo nada de la iglesia. Al contrario, yo doy mis diezmos cada quincena y mis ofrendas cada semana para contribuir a que la iglesia tenga lo necesario para pagar el alquiler, la luz, el mantenimiento, el mobiliario, y todo lo necesario. La semana pasada seguimos la Conferencia Internacional desde aquí. Comimos juntos el viernes y el domingo. ¿Les pedimos dinero para pagar esas cosas? No. Todo eso lo cubrió la iglesia con las ofrendas y los diezmos, gracias a Dios. 

Y, entonces, si no ganamos nada ¿por qué hacemos todos estos sacrificios? ¿Por qué invertimos nuestro tiempo y dinero? Para que Cristo sea formado en ustedes. Nuestra única motivación y nuestro mayor deseo es que Cristo sea formado en ustedes. Si tenemos que sacrificarnos hasta sentir que estamos sufriendo dolores de parto, pues lo haremos, hasta que Cristo sea formado en ustedes. 

Como les mencioné en la introducción, aquí se usa la idea de la gestación y el parto. Cuando ustedes confiesan a Jesús como su Señor y Salvador, entonces el Espíritu Santo entra en ustedes y empieza a formar a Cristo en ustedes. Su carácter empieza a cambiar para parecerse a Cristo. Poco a poco Cristo se va formando en ustedes, como el bebé se forma en el vientre de la madre. Y a medida que Cristo está siendo formado en ustedes, empiezan a actuar más como Cristo en su día a día. Empiezan a mostrar amor y a servir a todos; oran por quienes los insultan y les desean mal; bendicen a los que les maldicen; tienen paz en medio de las tribulaciones; andan gozosos en medio de toda situación porque saben que su Padre está en control de todas las cosas; y así van desarrollando todo el resto del fruto del Espíritu Santo. 

¿Está Cristo siendo formado en ustedes? Este es un proceso de toda la vida. A medida que vamos conociéndole más y aprendiendo más de Él, se va desarrollando más de Él en nosotros. Y, ¿hasta cuándo debe formarse Cristo en nosotros? “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efe. 4:13) ¿Alguno de ustedes ya está a la altura de Cristo? ¿A la altura de Pablo? ¿A la altura de Lutero? ¿A la altura de Spurgeon? ¿A la altura del Dr. John MacArthur? Todavía falta que Cristo sea formado en nosotros, entonces. Tengamos celo para continuar con nuestras disciplinas espirituales y sigamos sirviéndonos los unos a los otros con los dones que Dios nos ha dado.

Oro para que Cristo sea formado en cada uno de nosotros y que vivamos como hijos de Dios santos en este mundo. Y que de esta manera Dios nos use para que Cristo sea formado en muchos otros, y Panamá se convierta en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa. Amén.

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