Marcos 4:30-32
4:30 Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos?4:31 Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra;
4:32 pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra.
Parábola de la semilla de mostaza
Hoy veremos una palabra bien interesante, la cual sigue con la línea de mensajes que hemos visto hasta ahora, hemos venido hablando de sembradores, semillas, crecimiento de plantas y la palabra de hoy continúa enseñándonos acerca de las semillas, veremos “La parábola de la semilla de mostaza” y las grandes enseñanzas que Dios tiene para nosotros a través de esta palabra.
Leamos Versículo 30: “Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos?” este versículo comienza diciendo “decía además” ¿además de qué? Si vemos los versículos anteriores a esta Palabra es justamente la parábola que vimos en el mensaje anterior, en la cual vimos que cuando la semilla de la Palabra de Dios cae en un corazón de buena tierra, crece y llega al punto de dar fruto.
Pero… ¿por qué Jesús seguía hablando acerca de las semillas y enfocaba sus parábolas en mencionarlas? ¿Tendría Jesús algo más que decir aparte de todo lo que ya estaba dicho? ¡Déjame decirte que sí! Y eso es lo que veremos en la palabra de hoy. Jesús antes de decir el corto contenido de su próxima parábola inicia el tema con una pregunta: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios? ¿Con qué parábola lo compararemos? Jesús hace estas interrogantes para despertar en el público un sentido de incertidumbre e interés de parte de aquellos que de verdad tenían al menos algo de curiosidad por descubrir y aprender de esas enseñanzas tan espectaculares de Jesús. Recordemos que las parábolas son “comparaciones” entre dos cosas: una “no conocida” por el público con otra que sí conocían, pero la intención de Jesús era que sólo aquellos interesados de verdad en aprender fuesen los que llegasen a comprender a profundidad las parábolas, y es a ese mismo “público interesado” el que Jesús quiere llamar su atención por medio de la siguiente parábola.
Leamos versículo 31 y 32 “Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra.” De esta parábola podemos comprender algo de anteojito: “El reino de Dios es como el grano de mostaza” ¿Grano de mostaza? ¿Por qué no grano de trigo o de maíz? ¿Por qué no de otra planta sino precisamente de la planta de mostaza? Porque la mostaza tiene unas cualidades muy particulares, las cuales no poseen las otras plantas o por lo menos no se destacan mejor que este grano.
La Palabra misma nos revela ese “detallazo” que tiene la mostaza en relación a los demás granos, ¿lo ven? Es la más pequeña de las semillas pero a su vez una de las plantas que más alto crece. Pero antes de entrar en detalle acerca de esto quiero hablarles un poco de otros datos curiosos acerca de este grano. La mostaza debe su origen a la palabra “mosto” pues al parecer la mostaza se utilizaba en el proceso de fermentación del vino y de allí ese nombre. Se conocen aproximadamente 40 especies de mostaza, pero de ellas las más utilizadas son la mostaza blanca, la amarilla y la negra. La mostaza tiene una amplia gama de usos (seguramente la mayoría de ustedes sólo sabían que la mostaza sirve para que los perros calientes y hamburguesas sepan más rico y se usa para dar sabor a las comidas, de hecho antes de escribir este mensaje yo creía esto) desde la culinaria ¡hasta la jardinería!... Para resumir sólo mencionaré algunas de ellas:
1. Eliminación del “catarro” ó dolor de garganta y resfriados.
2. Reducción del cáncer en la vejiga (y se está estudiando con éxito en otros tratamientos de cáncer).
3. Congestión del pecho (expulsión de flema).
4. Adelgazante pues fomenta la absorción de grasas y azúcares y es además un excelente laxante.
5. Relajante muscular (en conjunto con una cucharada de sal) y excelente para relajar los pies.
6. Quemaduras leves o de primer grado (aplicándola en polvo evita la formación de ampollas).
7. Exfoliante facial (no indicado en personas alérgicas).
8. Su aceite es un excelente acondicionador del cabello.
9. Anti-grasa (aplicándolo en polvo sobre la superficie despega la grasa)
10. Quitar malos olores en vasos y platos (aplicarlo con agua caliente y frotando la superficie adiós olor).
11. Se usa para evitar la formación de maleza en el jardín, pues impide el crecimiento de hierba que daña las buenas plantas del jardín.
12. En la cocina aparte del uso ya conocido se usa para disimular el ácido sabor de la carne en descomposición.
Bien hermanos viendo estos usos podemos entonces entender un poco más por qué Jesús se refirió a esta semilla en lugar a una de caraota o de mango o de cualquier otra. Pero volviendo a la palabra podemos aprender acerca del detalle que explícitamente se revela en este pasaje: “es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra”, una semilla de mostaza mide entre 0,2 a 1mm (semejante a un granito de azúcar).
Esta expresión que salió de la boca de Jesús ha sido cuestionada fuertemente por aquellos que no aceptan la Biblia como la palabra de Dios argumentando que es una falacia de parte de Jesús afirmar que la semilla de mostaza es la más pequeña de todas las semillas cuando existen semillas que no son visibles a simple vista sino por microscopio (por ejemplo algunas especies de orquídeas epífitas cuyas semillas son decenas de veces más pequeña que el diámetro de un poro de la piel). Pero si observamos bien el contexto en el cual Jesús dijo esta palabra es completamente válido y cierto, pues en aquellos tiempos para los agricultores la semilla de mostaza era la más pequeña de todas, ya que no había microscopio ni tecnología alguna para buscar semillas más pequeñas y a simple vista no había semilla más pequeña, Jesús no tenía intención alguna de mentir, pero pensemos, si Jesús hubiese mencionado esa especie de orquídea epífita (en pleno clima desértico y cuyo tamaño es invisible a simple vista) ¿le hubiesen creído los que en ese momento estaban escuchando? Por eso Jesús hizo referencia al dato conocido por todos para que dicha parábola (comparación) tuviese efecto.
Pero bien, tenemos entonces a la más pequeña (conocida) de todas las semillas de la tierra, pero ¿qué ocurre con esa semilla? “pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de todas las hortalizas, y echa grandes ramas”. Después de sembrado (en buena tierra por supuesto), crece y se hace “la mayor” de todas las hortalizas. También este versículo ha sido cuestionado, pues argumentan diciendo: ¿acaso es la planta de mostaza la más alta y grande de todas las plantas? Obviamente si observamos el tamaño de la planta de mostaza (que varía de 1 a 3m) es superada por una gran variedad de plantas en alto y ancho, pero… ¿qué planta crece en una proporción mayor a la de la semilla de mostaza? Se cae la argumentación, pues Jesús se refería a que el crecimiento en la semilla de mostaza es mayor que en el resto de las hortalizas en relación al tamaño de su semilla. Y no sólo crece sino que echa grandes ramas, las cuales a su vez contienen hojas y se generan gran cantidad de nuevas semillas diminutas. Y así es el reino de Dios, pues si vemos en la Biblia hay evidencia de que el reino de Dios es como la semilla de mostaza ¿Ejemplo? Leamos Génesis 15:5 “Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.” Abraham es conocido por la fe que tuvo en Dios, Abraham es como esa semilla de mostaza, un simple ser humano, pero esa promesa de Dios creció en él y Dios hizo de su descendencia una gran descendencia, de la cual tú (siempre y cuando hayas aceptado a Jesús como tu salvador personal) y yo formamos parte y hoy en día todos los que creemos y seguimos a Jesús formamos parte de ese gran reino de Dios en este mundo.
A esto se estaba refiriendo Jesús en esta Palabra, pero no sólo Abraham, también en nuestra propia vida podemos experimentar esto, pues por ejemplo en mi caso personal, estoy como pastor de UBF Mérida, que en la actualidad es una iglesia pequeña como una semilla de mostaza, pero la esperanza de Dios es que esta iglesia crezca y eche ramas inmensas y ¡sea una de las iglesias más grandes de Mérida! ¿Amén? A esto es lo que se refiere Jesús, y esto que te estoy diciendo lo podemos evidenciar con una palabra dicha por el mismísimo Jesús: Leamos Mateo 17:20 “…que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.”
Para finalizar leamos el último fragmento del versículo 32 “de tal manera que las aves del cielo pueden morar bajo su sombra” Vimos que la semilla de mostaza sembrada en buena tierra puede ser el árbol que más crece en proporción a los demás árboles, y tal es su crecimiento que las aves del cielo pueden cobijarse bajo las frondosas ramas y recibir sombra, protección de la lluvia e incluso llegar a hacer como el pájaro carpintero abrir un hoyo y vivir dentro del árbol.
A este escenario de que las aves del cielo moran en el árbol se le ha dado una connotación tierna y hasta romántica, enfocando esa estrecha interacción entre la naturaleza, y la armonía de la creación de Dios con las aves bendecidas del cielo. No estoy queriendo decir en ningún momento que en la creación de Dios no hay armonía, pues la mejor evidencia de esto la vemos en Génesis capítulos 1 y 2, y con sólo observar de cerca la naturaleza podemos evidenciarlo, pero esta interpretación no tiene nada que ver con el contexto al que esta parábola se está refiriendo, más bien ¡las aves del cielo en esta palabra representan la maldad! ¿Queeeé? Se preguntará alguno ¿Por qué dice esto?
Les invito a que me acompañen a buscar en la misma Biblia la evidencia de que las aves del cielo no representan algo necesariamente positivo… Observen el principio del primer versículo de la palabra de hoy ¿qué dice? “Decía también…” como ya vimos esto es un conectivo que une este texto con un discurso anterior y si revisan el contenido de la palabra anterior (la parábola del crecimiento de la semilla) dicha palabra comienza con otro conectivo “Decía además” la cual conecta esa palabra con otra anterior, la cual vimos en la segunda lectura de esta serie llamada “La parábola del sembrador” Con todo esto quiero decir que Jesús cuando dijo estas parábolas las dijo en un mismo momento y todas están enfocadas en una misma línea, tratan de enfatizar un mismo mensaje el cual en resumidas cuentas es: “la semilla que crece en buena tierra y llega al punto de dar fruto”.
Alguno de ustedes al llegar aquí pueda pensar y preguntarse ¿y dónde está la evidencia? Pues aquí viene: en la parábola del sembrador vimos que habían 4 terrenos ó “tipos de corazones” en donde la semilla (la palabra) puede llegar a caer, y veíamos que el primero de esos terrenos era los de junto al camino del cual las aves del cielo vienen y se comen la semilla sembrada (Marcos 4:4), y más adelante la palabra dice en Marcos 4:15 “Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.” Con esta palabra cuando Jesús explica con sus propias palabras el significado de la parábola, vemos que esas “aves del cielo” representan a Satanas, quienes son las que roban la semilla que recién se sembró en los corazones.
Volviendo al versículo que estamos viendo en la palabra de hoy esas “aves del cielo” siguiendo la misma línea de ideas de la parábola del sembrador, podemos ver que son personas que vienen a la iglesia pero que no tienen intención alguna de servir a Dios, y lamentablemente hoy en día aunque podemos ver una gran cantidad de iglesias numerosas en cantidad de participantes, muchos de ellos no lleva una vida espiritual, muchos de ellos va a la iglesia buscando algún beneficio, algunos vienen a la iglesia buscando enamorar a alguna “hermanita”, otros vienen porque creen que ser cristiano es vivir libre de problemas y pecados. Estos son esas “aves del cielo” que moran bajo la sombra del árbol (bajo los beneficios que tiene una iglesia grande).
Para terminar este mensaje, querido herman@ te invito a revisar tu corazón en cuanto a qué tipo de cristiano eres y qué tipo de cristiano estás viendo asistir a la iglesia donde te congregas. Una cosa que debo dejar clara es que ciertamente muchos de nosotros cuando comenzamos a asistir a la iglesia y tenemos esos primeros contactos realmente (en la mayoría de los casos) venimos porque estamos acompañando a alguien, o porque simplemente nos gusta como es el culto, pero también es cierto que si tenemos un encuentro con Dios y el Espíritu Santo entra en nuestras vidas esa primera actitud debe comenzar a cambiar hacia una búsqueda sincera de Dios y ya no vamos a la iglesia por algún interés sino vamos porque tenemos necesidad, así como cuando una va a un restaurante porque tiene necesidad de comer, también el cristiano debe ir a la iglesia porque tiene “hambre” espiritual.
Oro para que aquellos hermanos que están yendo a la iglesia por motivos errados, para que puedan ser quebrantados espiritualmente por la Palabra y el Espíritu Santo, y haya en su vida un nuevo nacimiento, y oro por ustedes herman@s que están buscando a Dios para que la llama del fuego del Espíritu arda más ardientemente, podamos dar buen testimonio y ser buenos cristianos. Amén.
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[28.Oct.2012]_Dominical-UBF-Venezuela_(MAR_4..30-32)-Mensaje.pdf
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