Lucas 7:18-30

7:18 Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos,
7:19 y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
7:20 Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
7:21 En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.
7:22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;
7:23 y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.
7:24 Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
7:25 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están.
7:26 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.
7:27 Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.
7:28 Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.
7:29 Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.
7:30 Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan.

LA PREGUNTA DE JUAN EL BAUTISTA


Buenos días amados hermanos, bienvenidos al Servicio Dominical. Hoy vamos a hablar de una persona que tenemos tiempo sin mencionar, pero del cual conocimos bastante al principio del estudio de este evangelio, me refiero a Juan el Bautista. Hace algunos meses conocimos a este hombre, vimos que nació de una pareja de ancianos que no podía tener hijos: Elisabet y Zacarías. Su nacimiento fue muy interesante, porque así como con Jesús, también lo anunció el ángel Gabriel. La madre de Juan el Bautista era parienta de María, la madre de Jesús, ellos eran familia, aunque Juan nació 6 meses antes que Jesucristo. Seguro recuerdan que Juan el Bautista predicó y también bautizó en las aguas del Jordán, y especialmente bautizó al mismo Jesús.

Hoy vamos a aprender de una pregunta muy fundamental que le hizo Juan a Jesús, y particularmente con ella veremos la forma en que cada uno de nosotros debemos resolver nuestras dudas en Cristo. Además, en la segunda parte, veremos que Jesús habló muy bien de Juan, y usándolo como punto de comparación nos dio prometió grandeza en el reino de los cielos. La palabra de hoy es muy importante para nuestras vidas de fe y oro que podamos aprenderla bien, a través de la guía de su Espíritu Santo.

¿ERES TU?

Leamos los v.18,19 “Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos, y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?” como vimos la semana pasada, (v.17) luego que Jesús resucitó al hijo de la viuda de Naín, su fama creció mucho más de lo que ya era, y se extendió por todos los lugares de alrededor. Todos estaban hablando del Señor, adeptos y opositores; hombres, mujeres, niños, todo el mundo. Y los discípulos de Juan el Bautista también estaban hablando de él, en este caso le contaron a su maestro (Juan) las noticias de todo lo que estaba sucediendo con Jesús. Sin embargo, es muy particular la reacción de Juan después que recibió este informe, porque escogió a dos de sus discípulos y los envió Jesús a hacerle la siguiente pregunta: ¿Eres tú el [Mesías] que tenía que venir o debemos esperar a otro? Digo que esta cuestión es particular porque para esta fecha ya había pasado un tiempo -quizá uno o dos años- del bautismo de Cristo, y en esa ceremonia Juan había sido testigo cuando Dios Padre le dijo audiblemente a Jesús lo siguiente: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” (Lucas 3:22). Además, lo más probable es que Juan también haya sido testigo de sermones y milagros poderosos de Cristo. Entonces ¿por qué Juan se cuestionó en este tiempo si Jesús era el Mesías, o había que esperar a otro?

Para responder esta pregunta debemos leer Mateo 11:2 que dice: “Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos,” resulta que Juan estaba preso, y probablemente en la cárcel estaba escuchando información rara acerca de Cristo, que chocaba con el informe de sus discípulos, por eso surgió la duda. Seguramente los soldados romanos difundían chismes para manchar la obra del Señor, como por ejemplo: “ese hombre no guarda el día de reposo”, “el tal Jesús no respeta a los maestros de la ley”, o “este supuestamente es el Mesías pero come y bebe vino y se la pasa con los publicanos”. Es muy seguro que chismes como este, o similares, habría estado escuchando Juan, por eso tuvo dudas y ante la duda decidió hablar lo más personalmente con Cristo, a través de enviar a dos de sus hombres de confianza.

Los chismes acerca de Dios pueden afectar nuestra fe, en toda la historia se han inventado cosas, que manchan a nuestro Señor y que si nosotros le prestamos atención pueden llegar a confundirnos y menguar nuestra fe. Recientemente un amigo me contaba que muchas personas piensan que Jesús era un machista, eso es un chisme hermanos, porque en la palabra vemos que para él la mujer era tan valiosa como el hombre y la defendió en muchas ocasiones. El primer milagro de Jesús, fue en respuesta a María, su madre, que era mujer; Jesús salvó a la mujer adúltera de ser apedreada, le predicó a la Samaritana, se le apareció resucitado primeramente a María Magdalena, entre otras. Otro rumor que yo he escuchado acerca de Dios es que nos tendió una trampa y por eso caímos en pecado. Esto también es un chisme, porque Dios no nos dio mandamientos para que pecáramos, sino para que nos sujetáramos a él, dándonos la libre decisión, pero nos advirtió las dos posibles consecuencias de nuestras decisiones, siempre fue muy claro, pero nosotros no lo oímos y escogimos el mal camino, sabiendo las consecuencias. Eso no es una trampa. También hay otros mitos, podría darles una lista larga, por ejemplo: que Dios es una ilusión, o que Jesús se casó y tuvo mujeres, también que todas las religiones son iguales o que adoramos el mismo Dios. Todos esos son mitos, inventos, mentiras; y escucharlos podría hacernos caer en duda como cayó Juan el Bautista, por lo cual debemos tener cuidado con lo que oímos, recuerden que así como la fe viene por el oír, también la duda puede entrar por nuestros oídos.

Sin embrago, Juan el Bautista nos enseña algo importantísimo con su actitud: cuando tengamos dudas busquemos la respuesta yendo a Jesús. Hermanos, quizá no podemos evitar tener preguntas, y más cuando escuchamos información equivocada, pero lo que si podemos controlar es lo que hacemos con esas dudas, lo mejor es que a través de la oración, de la lectura de la palabra o de preguntarle a algún hermano o pastor confiable, resolvamos nuestras dudas. Yo sé, que es muy probable que aquí muchas tengan dudas, aún los que tienen años en la fe y han servido a Dios (como Juan el Bautista) y no los juzgo, no puedo hacer eso, pero quiero que veas que es en Jesús que podemos buscar la respuesta. Jeremías 33:3 dice “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Esta es una promesa de Dios, y yo confío que a pesar de que la duda que tengamos sea muy tonta, o muy difícil, él en su voluntad nos mostrará la respuesta. Amén

Veamos cómo le respondió el Señor a Juan el Bautista. Leamos los vv.21,22 “En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;” Si nosotros en la Universidad, estando en un nivel avanzado de una materia o en la carrera, le hacemos una pregunta al Profesor de algo que debimos haber aprobado con anticipación, lo más probable es que el Profe se moleste o se decepcione, de hecho, esta semana hice un ejercicio y le pregunté a varios hermanos que le habrían dicho a Juan el Batista si hubiesen sido Jesús, y creo que todos dijeron algo como: ¿eres Juan el Bautista y no sabes esto?. Era lógico que Jesús respondiera así, pero no lo hizo, sino que como acabamos de leer, primero, hizo muchos milagros, y luego, dijo: “vayan y hagan saber a Juan lo que habéis visto y oído:…” Esta respuesta de Jesús es clave y por eso lo hemos escogido como los versos principales de este mensaje.

Al ver el v.22 podríamos creer que lo dicho por Jesús se trata de una simple frase, como cualquier otra dicha por él, pero quiero invitarlos a ver un par de versos para que notemos algo: leamos Isaías 35:5-6 “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.” Y también miremos Isaías 61:1 “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;” Las palabras enviadas a decir a Juan el Bautista realmente eran fragmentos de profecías mesiánicas. Son versos que anunciaban las acciones que debería realizar el Cristo. Y lo interesante es que Jesús antes de citar estas palabras hizo estos mismos milagros para que los discípulos de Juan lo vieran, y Juan mismo pudiese sacar sus conclusiones.

De este modo aprendemos, primero que todo, que podemos preguntar confiadamente si tenemos alguna de Dios, pues él no se va a mofar de nosotros ni se va a sentir mal, por consiguiente, nadie debería hacerlo, al contrario, vemos que si acudimos al Señor con una duda él nos responderá. Puede que use cualquier medio para respondernos, pero con amor lo hará. Por otro lado, vemos que la forma ideal para resolver las dudas en de Dios, es combinando dos cosas: ver la obra de Jesús en la vida de otros junto con consultar la palabra que es la biblia. Allí está toda la respuesta. Por eso es importante la comunidad cristiana, mucha gente cree que no necesita ir a la iglesia ni relacionarse con los hermanos, pero acá vemos una razón por lo cual sí es importante: a través de oír/ver los testimonios de nuestros hermanos nuestras dudas también van a ser disipadas y nuestra fe será más fuerte.

No quiero dejar pasar la oportunidad para que meditemos en quién es Jesús. Leamos de nuevo el v.22 “Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;” Jesús es el Mesías. Esto significa que es Dios Hijo que fue enviado a esta tierra para rescatarnos de nuestro pecado y ayudarnos en nuestros problemas. Fíjense que todos los problemas que acá menciona el Señor son graves físicamente y también simbolizan una condición espiritual deplorable, pero de todas vino Jesús a librarnos. Jesús dio (y puede dar) vista a un ciego físico, pero también da vista a aquellos que no pueden ver la verdad de su evangelio, ni su pecado, entre otras cosas. Jesús sanó a los leprosos, y esta era una enfermedad, pero también representa nuestra condición de pecado, la cual también vino a resolver Jesús. Así pasa con todas las demás. Lo que quiero resaltar es que no importan cuán grande sea nuestro problema, no importa si es físico o espiritual, Jesús, el Mesías puede (y vino a) resolverlo. Te pregunto ¿cuál es tu problema? ¿es familiar? ¿es económico? ¿es académico? El que sea, Jesús puede ayudarte, y tenemos muchas pruebas, en el mundo (y en nuestra iglesia) hay muchos hermanos que podemos dar fe de eso. Entonces confiemos en él, no dejemos que los chismes afecten nuestra fe y hagan nacer la duda. Amén

EN EL REINO SEREMOS MAYORES QUE JUAN

Leamos los vv.28,29 “Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.” después que Jesús envió respuesta a Juan el Bautista, comenzó a hablar a las personas acerca de él, y en el v.27 pueden ver que aclaró que efectivamente Juan era el profeta que estaba prometido en el Antiguo Testamento y cuyo trabajo sería preparar a la gente para que recibieran a Cristo en sus corazones. Esta labor era muy privilegiada, antes de Juan pasaron 400 años sin que Dios se dirigiera a su pueblo a través de hombre alguno. Él era alguien muy importante en la historia humana y en el plan de salvación. Jesús reafirma esto en los versos que acabamos de leer: entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista. Sin embargo, hay una salvedad en lo que dijo Cristo: el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él ¿qué significa esto? Que nosotros, los que estaremos en el reino del Señor seremos más privilegiados de lo que fue Juan al ser levantado como el profeta que anunciara al Cristo. ¿en qué sentido somos más privilegiados? Primero, los cristianos que estaban escuchando aquel discurso, tenían un privilegio que no tenía el Bautista por estar encarcelado, que era poder ver la obra de Cristo, oírlo y tocarlo. Por otra parte, somos más privilegiados porque la gloria y honor que Juan tenía por la labor encomendada, en cierto sentido era terrenal y perecedera, es decir que algún día iba a morir y ya no iba a ser más el profeta, mientras que la gloria que nosotros recibiremos en el reino de los cielos será espiritual y eterna. Finalmente, Juan vio solo vio un destello de la gloria de Dios en Jesús, nosotros cuando estemos en el reino de los cielos veremos a Dios en toda su gloria, este es el mayor privilegio que alguien pueda tener.

Por estos motivos seremos muy dichosos al estar en el reino de Dios. ¡Seremos más privilegiados que Juan el Bautista! Jesús no nos dijo esto para que se nos inflara el pecho de orgullo. Esta noticia es motivo de agradecer constantemente al Señor por su gran gracia para nuestras vidas. También es una causa para poner nuestras esperanzas primeramente en el reino de Dios y no en las cosas terrenales. Finalmente, sabiendo

Finalmente leamos los vv.29,30 “Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan. Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan.” Con estos versos solo pretendo que sepamos cuál fue la reacción de las personas que oyeron este mensaje de Jesús. Hubo dos grupos de personas. El primero, compuesto por el pueblo y los publicanos (pecadores públicos) reconocieron la justicia de Dios, es decir que aceptaron el mensaje de Cristo en sus corazones con humildad y a través del bautismo en agua confesaron su fe públicamente. Mientras que el segundo grupo, integrado por los fariseos e intérpretes de la ley, contrariamente desecharon la palabra de Cristo, orgullosamente desecharon la voluntad de Dios para sus vidas y no quisieron bautizarse. ¿Cómo queremos ser nosotros? ¿en qué grupo queremos estar? Oro a Dios que nos libre de ser orgullosos como estos líderes espirituales de esa época, quienes aunque tenían conocimiento de la biblia se resistieron a la voluntad de Dios para sus vidas. Esa es la palabra clave en esta parte: no resistirse a los designios de Dios para nuestras vidas.

La semana pasada aprendimos que la palabra de Jesús tiene poder para levantar a un muerto de su lecho. Anteriormente también aprendimos que con la palabra podemos ser sanados y ser salvos. Pero hoy aprendemos que la palara también es importante para mantener nuestra fe y resolver nuestras dudas. Aún un hombre tan importante y grande como Juan el Bautista tuvo dudas acera de Jesús ¿Por qué nosotros no habríamos de tenerlas? Por eso, como hemos visto hoy debemos cuidarnos de escuchar chismes de Dios. Pero si por alguna causa aparecen dudas, hoy aprendimos que debemos acudir a la palabra para resolverlas, en combinación de ver la obra de Dios a nuestro alrededor.

Oro a Dios que aplicar esta palabra, y que seamos humildes como el grupo del pueblo y los publicanos, no orgullosos como los fariseos y escribas. También oro que algún día podamos disfrutar del privilegio que es vivir en el reino de Dios. Amén

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