Gálatas 6:11-18

6:11 Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano.
6:12 Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo.
6:13 Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne.
6:14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
6:15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
6:16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.
6:17 De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.
6:18 Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

EN CRISTO SOLO VALE UNA NUEVA CREACIÓN


Buenos días. Cuando comenzamos esta serie de mensajes en Gálatas, yo pensé que tendríamos unas 8 o 10 lecturas como máximo. Jamás imaginé que terminaríamos después de 5 meses y 20 lecturas. Yo pensaba que en esta carta aprenderíamos cosas básicas acerca del evangelio, sin embargo, la carta es mucho más profunda y aprendí muchas más cosas en ella de lo que esperaba. Pues, a pesar de que es relativamente breve, está llena de verdades y aplicaciones importantes para nosotros hoy en día. Doy gracias a Dios por permitirnos este viaje a lo largo de esta preciosa epístola de Pablo. También, por permitirme conseguir los mensajes del Dr. John Piper y el Dr. R.C. Sproul, y el Comentario Expositivo de Gálatas de J.V. Fesko, que me ayudaron a contrastar mis interpretaciones de lo que leía, y a tomar ideas para dar forma a mis mensajes. 

No se aflija si usted no pudo acompañarnos a lo largo de todo el viaje porque el apóstol Pablo va a resumir en este pasaje bíblico los puntos claves que desarrolló a lo largo de la carta. Aunque por la forma en que comienza nuestro pasaje bíblico de hoy podría parecer una posdata, algo que se añade después de haber dicho todo lo importante; este pasaje bíblico es más bien el epílogo de la carta, que contiene la conclusión de Pablo donde resume los puntos más importantes, reafirma su autoridad apostólica, da una exhortación final y cierra con una bendición final. A pesar de ser solo ocho versículos, aborda diversos temas que requieren explicación en su contexto. Por esta razón el cuestionario de esta semana resultó ser extenso y tenemos este mensaje entero ― que tampoco es corto ― para aprender lo que el apóstol Pablo nos enseña en este epílogo. 

Yo oro para que cada uno de nosotros pueda atesorar en su corazón todas las enseñanzas que nos ha dejado de esta preciosa carta, y que podamos ponerlas en práctica cada día de nuestras vidas. Que ninguno de nosotros viva en legalismo, pensando que puede hacer algo para agradar más a Dios; sino que cada uno de nosotros vivamos en la libertad con que Cristo nos hizo libres, andando en el Espíritu. Que seamos nuevas criaturas que manifiestan el fruto del Espíritu en sus vidas, y que la paz y la misericordia de Dios estén con nosotros. Que podamos vivir cada día en la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Y así el Señor pueda usarnos para convertir a Panamá en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa. Amén.

I.- Dos mentalidades diferentes: el legalista y el verdadero creyente (11-14) 

Leamos juntos el v.11, por favor. El consenso general de los comentaristas es que Pablo había estado dictando esta carta a un amanuense o secretario hasta este punto. Esto es cónsono con la costumbre de la época. La mayor parte de las cartas de esta extensión eran dictadas a escribas, quienes lo hacían con trazos pequeños para terminar más pronto y ahorrar en materiales. Pero ahora Pablo toma la pluma de mano del amanuense y escribe él mismo el resto de la epístola. Hace esto tanto para autenticar la carta como para añadir un toque personal. Y en lugar de limitarse solo al saludo final como lo hace en otras cartas, por ejemplo, en 2Ts. 3:17, 1Co. 16:21 y en Col. 4:18, escribe aquí un completo epílogo que resume el contenido de toda la carta para demostrar que la carta entera era suya. 

Pero, ¿qué quiere decir con la frase “Mirad con cuán grandes letras os escribo”? Se ha sugerido que empleó letras grandes debido a que sufría de algún problema visual (¿el aguijón en la carne?), que le impedía leer o escribir en letra pequeña; o porque sus manos estarían maltrechas a causa de sus múltiples sufrimientos en Cristo o de su trabajo como hacedor de tiendas. No obstante, lo más probable es que Pablo haya escrito intencionalmente estas últimas palabras en letras grandes para enfatizarlas, así como nosotros usamos hoy en día las negritas, las mayúsculas o el subrayado. Entonces, Pablo quiere destacar la conclusión de su carta para que sus lectores le presten especial atención y les quede bien grabado este mensaje. Veamos, entonces, qué fue lo que quiso destacar.

Leamos juntos, por favor, los vv. 12-13. Como les destaqué yo en el subtítulo de esta primera parte, Pablo quiere enfatizar la existencia en la iglesia de dos tipos de mentalidades diferentes: La mentalidad legalista y la del verdadero creyente. Aquí en los vv. 12-13 muestra la mentalidad legalista, sus motivaciones y su evidencia; y en el v.14 resalta cómo es la mente del verdadero creyente. Veamos primero, entonces, cómo es la mente legalista.

La característica principal de los legalistas y su motivación primaria es “agradar en la carne”, es decir, agradar a los hombres con su apariencia externa. No buscan ser santos y piadosos, sino aparentar ser santos y piadosos delante de los ojos de los hombres, como dice también en el v.13a: “Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley”. Por eso, ponen tanto énfasis en las cosas externas. Por ejemplo, los legalistas van a todas las reuniones de la iglesia para que los vean ahí, aunque no reciban nada ni se quieran arrepentir; tienen siempre su Biblia debajo del brazo para que todos los vean con ella, pero ni siquiera la estudian bien, ni mucho menos la tienen en su mente y corazón; se jactan de practicar fielmente sus disciplinas espirituales: Leer el Pan Diario todos los días, tener estudio bíblico, incluso puede que lleguen a escribir algún testimonio bíblico superficial, pero el fruto del Espíritu no se manifiesta en sus vidas. Son como los escribas y fariseos a quienes Jesús regañó diciendo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.” (Mat. 23:27-28). Externamente, los legalistas parecen ser santos, pero por dentro están llenos de malos pensamientos, de rebeldía y de todo deseo pecaminoso, a algunos de los cuales dan rienda suelta en su intimidad, y a veces también, sin querer, los exponen públicamente.

Amados hermanos, de nada nos sirve aparentar piedad. Ya hemos visto en el mensaje de la semana pasada que Pablo nos advirtió que “Dios no puede ser burlado” (6:7). Puede que engañemos a nuestros hermanos haciéndoles creer que somos santos. Puede que engañemos a nuestro pastor haciéndole creer que somos discípulos de Jesús. Pero si seguimos en esa hipocresía, aparentando piedad mientras seguimos viviendo en el pecado, cuando lleguemos al Día del Juicio Final escucharemos de Jesús: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (Mat. 7:23). Que el Señor tenga misericordia de nosotros y nos ayude a arrepentirnos genuinamente y a vivir vidas verdaderamente santas delante de Él y no aparentar para agradar a los hombres. Amén. 

En el v.12b nos muestra la segunda motivación de los legalistas: “no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo”. La mayoría de los judíos del primer siglo veían al cristianismo como una secta judía que reconocía a Jesús como el Mesías, y no tenían mucho problema con eso, siempre y cuando mantuviesen sus costumbres. Sin embargo, cuando los cristianos comenzaron a proclamar la suficiencia de la cruz de Cristo, a juntarse con gentiles inconversos y desviarse de las costumbres de sus padres, como la circuncisión y la comida kosher, entonces comenzaron a perseguirlos por desviar a los judíos de las costumbres de sus padres y por proclamar tal aberración como un mesías crucificado. Así que, los legalistas obligaban a los gentiles a circuncidarse, no solo porque creían que seguía siendo necesario, sino porque pensaban que esto también los libraría de la persecución. Podían señalar a los gentiles conversos y decir: “¡Miren! Están cumpliendo la ley. Se someten a la circuncisión”. Así intentaban agradar a los judíos y evitar la persecusión.

En el v.13b vemos otra característica y motivación para hacer estas cosas: “para gloriarse” o jactarse en la carne de los gentiles. Ellos podían señalar a los gentiles circuncidados y decir: “Yo lo convertí”, o “yo me lo gané para Cristo”; “Él es fruto de mi trabajo para el Señor”. ¿No vemos esta actitud en muchos ‘cristianos’ hoy en día? Dicen: “Gracias a mi servicio en el Señor, se han convertido X cantidad de personas”, o, “Yo me he ganado tal número de almas”. Una actitud jactanciosa. Aún en UBF podríamos caer en esta actitud legalista. Alguno podría presumir: “Di 5 estudios bíblicos esta semana”, o, “Yo tengo tanto número de ovejas”, o, “Fui a pescar tantas veces a la universidad esta semana”, o, “comí Pan Diario todos los días”, como si fuese un logro propio y no la obra del Espíritu Santo en Él y a través de Él. Convendría preguntarles: ¿Cuántos testimonios bíblicos profundos y sinceros escribiste? ¿Cuánto tiempo estuviste en comunión con Dios esta semana?

Lamentablemente, la iglesia de hoy en día está fomentando esta mentalidad legalista al medir el crecimiento del creyente o el éxito mismo de la iglesia como el mundo lo hace. Algunos pastores se glorían, no en Cristo, sino en el tamaño de sus iglesias. ¿Cómo mide el éxito el mundo? Cuanto más grande, mejor; más es mejor que menos; y algo es mejor que nada. Por lo tanto, un pastor de una megaiglesia que predica a miles cada domingo parece mejor que un ministro que predica a solo decenas de personas. Pero lo que muchos no se dan cuenta es que las Escrituras no miden el éxito en términos de números, sino en términos de fidelidad al llamado de Dios a predicar el evangelio. Este es el punto de Pablo en su crítica a los legalistas aquí. Veamos, entonces, de que se jacta o en que se gloría un verdadero creyente.

Leamos juntos el v.14, por favor. Pablo nos muestra a través de su propio ejemplo cuál es la mentalidad de un verdadero creyente. El verdadero cristiano no tiene jactancia alguna: “lejos esté de mí gloriarme”. Pablo podía compararse con los judaizantes y humillarlos. Podía decir como en Flp. 3:4-6: “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.” ¿Quién de los judaizantes tenía los pergaminos de Pablo como judío? ¡Ninguno! Ninguno de ellos era un judío más celoso que Pablo. También, Pablo podía humillarlos por su trabajo en Cristo. Para el momento en que él escribió esta carta, había evangelizado Chipre y buena parte de la provincia romana de Asia, levantando muchos discípulos de Jesús allí. Pero, ¿se jactaba de eso? ¿Se jactaba de todo lo que el Señor había hecho a través de Él? ¡No! Dice que se gloriaba “en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”.

En aquella época la cruz era un símbolo de maldición. La gente sentía repulsión al pensar en una cruz y en un crucificado. Para que tengamos una mejor idea de cómo se sentían ellos con respecto a la cruz y los crucificados, imagínense un tinaco de basura lleno hasta arriba de desperdicios, con ratas, moscas, gusanos y un perro muerto en un avanzado estado de descomposición. ¿Cómo se sienten al respecto? ¿Quieren acercarse a ese lugar a tomarse una foto para el Instagram? ¡Por supuesto que no! Así se sentían ellos al pensar en una cruz y un crucificado. No parece haber nada agradable en ello como para gloriarse. Entonces, ¿cómo Pablo podría gloriarse en la cruz de nuestro Señor Jesucristo? Porque en esa cruz Cristo se hizo maldición para librarnos de la maldición de la Ley y el pecado (3:13-14). Fue en esa cruz que Él compró nuestra salvación y nos hizo aceptos ante Dios. No hay nada que podamos hacer nosotros para comprar nuestra salvación y ser aceptos a Dios, sino solamente venir a Cristo y a su cruz, y ser crucificados juntamente con Él. 

Y eso es justamente lo que dice en el v.14b, leámoslo nuevamente juntos, por favor. Pablo dice primero que el mundo le es crucificado a él, es decir, él despreciaba al mundo y lo que tenía para ofrecerle, así como el mundo despreciaba a los crucificados en aquella época. Y Pablo dice que la relación era recíproca porque él también era crucificado al mundo. Es decir, él estaba muerto para el mundo y era despreciado por él. Así debe ser la mentalidad del verdadero creyente. El mundo y sus deseos deben ser repugnantes para nosotros, y nuestro estilo de vida debe ser despreciable para el mundo. ¿Desprecias tú al mundo y lo que tiene para ofrecerte? O, ¿lo amas y quieres agradarlo como los judaizantes? Yo oro para que cada uno de nosotros sea crucificado juntamente con Cristo, y no vivamos más nosotros, sino que viva Cristo en nosotros, de manera tal que aborrezcamos al mundo y sus deseos, y vivamos alabando a Dios por la cruz de Cristo. Amén. 

II.- Paz y misericordia al Israel de Dios (15-18) 

Leamos juntos el v.15, por favor. Este versículo resume todo el contenido de la carta. En Cristo, no vale nada la circuncisión ni la incircuncisión. No importa si eres de trasfondo judío o de trasfondo gentil. No importa si estás circuncidado o no. Lo único que vale es una nueva creación. Que seas una nueva criatura. ¿Cómo podemos llegar a ser nuevas criaturas? 2Cor. 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Hay que estar en Cristo. Y, ¿cómo podemos estar en Cristo? Siendo crucificados juntamente con Él. Viniendo a la cruz de Cristo con fe de que Él puede justificarnos y perdonar todos nuestros pecados.  

Así que no importa quién hayas sido antes de venir a Jesús, lo único que vale en Cristo es que hayas aceptado a Jesús como tu Señor y Salvador y, por consiguiente, andes en el Espíritu y no en la carne. Ya vimos cómo Pablo mencionó en Flp. 3:4-6 todas las cosas en las que él podía gloriarse como judío, sin embargo, él continuó diciendo en Flp. 3:7-8: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”. Cuando somos nuevas criaturas en Cristo, todo de lo que nos podíamos jactar antes, todo lo que buscábamos en este mundo, nos debe parecer como un gran tinaco de basura. Una pérdida de tiempo y esfuerzo. Y en lugar de ello, ahora debemos anhelar conocer a Jesús, y el poder de Su resurrección, y participar de sus padecimientos (Flp. 3:10). 

¿Has nacido de nuevo? ¿Eres una nueva criatura? ¿Tienes todo por basura para ganar a Cristo? ¿Estás dispuesto a negarte a ti mismo, tomar tu cruz y seguir a Jesús? Entonces, tienes la mentalidad de un verdadero creyente y estoy seguro que irás creciendo en la fe y manifestando cada día más el fruto del Espíritu en tu vida. Amén.

Leamos ahora juntos el v.16, por favor. El apóstol Pablo concluye su carta a los Gálatas estableciendo la regla universal de la iglesia que mencionó en el v.15, y que le da título a este mensaje: En Cristo solo vale una nueva creación. No importa si estás circuncidado o no, si aceptaste a Jesús como tu Señor y Salvador y, por tanto, naciste de nuevo, entonces eres parte del Israel de Dios, la Iglesia del Dios Vivo. Como ya había explicado en 3:28-29: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.” No importa quiénes seamos en la carne, hemos venido a ser uno en Cristo y herederos de la promesa de Dios para Israel porque estamos en Cristo, el nuevo Israel, el Israel de Dios.

Leamos juntos el v.17, por favor. Antes de su bendición final, Pablo cierra su carta ratificando su apostolado, y exigiendo que no lo sigan molestando porque Él trae en su cuerpo las marcas del Señor Jesús. Estas palabras de Pablo generaron una extraña creencia en la iglesia católica de que Pablo tenía un estigma, unas señales o marcas milagrosas que aparecen de forma espontánea en el cuerpo de algunas personas, similares a las de Cristo en el Calvario, que las acreditan como personas santas, con una vocación especial de Dios. Sin embargo, lo que Pablo está refiriendo aquí son las cicatrices de su cuerpo producto de los muchos latigazos recibidos a lo largo de su ministerio, su lapidación casi fatal en Listra, y sus múltiples naufragios (2Co. 11:23-28). Sin duda sería un hombre con muchas cicatrices en el cuerpo. Pablo llama a estas cicatrices las marcas del Señor Jesús. Eran las marcas que llevaba como resultado de su unión con Cristo. Estas eran las marcas por las que Pablo quería ser conocido, no la circuncisión. Estas marcas eran la señal de su apostolado.

Leamos ahora el v.18, por favor. Pablo cierra su carta con una bendición final. Hasta esta bendición es una exaltación explícita del evangelio de gracia por su superioridad sobre cualquier sistema de justicia por obras fabricado por los hombres. Necesitamos la gracia de Jesucristo para ser salvos. Necesitamos la gracia de Jesucristo para perseverar en la fe. Necesitamos la gracia de Jesucristo para alcanzar el reino de Dios. Yo oro para que la gracia de nuestro Señor esté con ustedes cada día de sus vidas. Que anden en el Espíritu cada día, y no estén satisfaciendo los deseos de la carne, como es digno de una nueva criatura en Cristo Jesús. Que tengan la mentalidad de un verdadero creyente y se gloríen en la cruz de Cristo, predicándola cada vez que tengan oportunidad. Que el mundo les sea crucificado. Que aborrezcan al mundo y sus placeres. Y que la paz y la misericordia de Dios esté con ustedes cada día. Amén.

ARCHIVOS PARA DESCARGAR



FOROS UBF ESPAÑOL

SUGERIMOS LEER

MÚSICA QUE EDIFICA

SÍGUENOS EN LAS REDES SOCIALES

ACERCA DE UBF

La Fraternidad Bíblica Universitaria (UBF) es una organización cristiana evangélica internacional sin fines de lucro, enfocada a levantar discípulos de Jesucristo que prediquen el evangelio a los estudiantes universitarios.

UBF MUNDIAL

Puede visitar el sitio de UBF en el mundo haciendo clic en el siguiente enlace (en inglés):

SUSCRIPCIÓN BOLETÍN

Ingrese su dirección e-mail para recibir noticias
e invitaciones a nuestras actividades