Éxodo 25:10-22
25:10 Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio.25:11 Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor.
25:12 Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de ella, y dos anillos al otro lado.
25:13 Harás unas varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro.
25:14 Y meterás las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas.
25:15 Las varas quedarán en los anillos del arca; no se quitarán de ella.
25:16 Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré.
25:17 Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio.
25:18 Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio.
25:19 Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.
25:20 Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.
25:21 Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.
25:22 Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.
EL TABERNÁCULO (II): Y DE ALLÍ ME DECLARARÉ A TI
Buenos días. La semana pasada aprendimos la voluntad de Dios de habitar en medio de Su pueblo. Él le ordenó a Moisés que Le construyesen un santuario donde Jehová pudiese habitar en medio de Su pueblo y ser adorado. Este santuario se construiría con las ofrendas voluntarias del pueblo. Ellos debían traer voluntariamente todos los materiales, algunos muy raros y costosos. Y allí nos adelantamos un poco y vimos que así lo hicieron. Trajeron todos los materiales para la construcción del santuario hasta que sobraba. Dios nos ayude a tener un corazón generoso para su obra, no solo con lo material, sino sirviendo con nuestro tiempo y nuestros talentos, y que hagamos un santuario donde Él pueda habitar y ser adorado entre nosotros. Amén.
El santuario que el pueblo construiría sería conocido como Tabernáculo de Reunión y debía hacerse conforme al modelo que Jehová le mostraría a Moisés ahí en el Monte Sinaí, pues todos sus materiales y todos sus elementos apuntan a la vida y obra de Jesucristo, el Tabernáculo Perfecto. El Tabernáculo de Reunión era una tienda de unos 15 m de largo por unos 6 m de ancho que se dividía en dos partes por una cortina o velo. La parte más interna se llamaba Lugar Santísimo y allí estaba el Arca del Testimonio, Arca del Pacto o Arca de la Alianza, el mueble que aprenderemos hoy. La otra parte en que se dividía la tienda se llamaba Lugar Santo, allí estaban: el incensario de oro, el candelero de oro y la mesa de los panes de la proposición. Allí ministraban los sacerdotes cada día. La tienda estaba rodeada por un muro de cortinas de unos 45 m de largo por unos 22.5 m de ancho que encerraban un patio o atrio donde se encontraban la fuente de bronce (o lavacro) y el altar de bronce. Este era el lugar donde se presentaban los sacrificios.
Hoy vamos a aprender acerca del Arca del Testimonio, Arca del Pacto o Arca de la Alianza que era el mueble más importante en todo el Tabernáculo y fue el primero que Jehová ordenó construir. Siendo el más importante mueble, estaba muy bien resguardado en el Lugar Santísimo. Allí solo podía entrar el Sumo Sacerdote, una vez al año, el Día de la Expiación. Sin embargo, veremos cómo Jesús nos ha dado acceso 24/7 al Lugar Santísimo por medio de su sangre propiciatoria. Oro para que nosotros podamos usar este acceso y que vengamos a Dios cada día a través de la oración y la Palabra y que estemos en constate comunión con Él conforme a su voluntad. Amén.
I.- El Arca del Testimonio (10-16)
Miren los vv.10-11. El primer mueble que Jehová le ordenó construir a Moisés fue un arca de madera de acacia cubierta de oro. Este mueble sería el más santo de todos y por eso estaría ubicado en el Lugar Santísimo. El Arca del Testimonio, Arca del Pacto o Arca de la Alianza, era una especie de cofre rectangular de madera de acacia recubierto de oro que medía más o menos 1.15 m de largo por unos 70 cm de ancho y unos 70 cm de alto. Era abierto en la parte superior, donde se le colocaría una cornisa o reborde para sostener la tapa que se describe más adelante. Generalmente, el arca y su tapa se toman como un solo objeto al que se le llama Arca de la Alianza o Arca del Pacto y se le asocia un solo significado. Sin embargo, eran dos objetos de un mismo mueble que están hechos de materiales diferentes y que, por tanto, tienen significados diferenciados como aprenderemos un poco más adelante.
Miren los vv. 12-15. Al arca debían colocarse cuatro anillos de oro en sus cuatro esquinas en los que se introducirían dos varas de madera de acacia recubiertas de oro también. Una vez introducidas, se dejarían allí para siempre, es decir, ya no se volverían a quitar jamás como ordena Jehová en el v.15. Estas varas serían usadas para transportar el arca, ya que era un mueble muy santo y no lo podían tocar, así lo establece Dios en Nm. 4:15: “Y cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de mudarse el campamento, vendrán después de ello los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran. Estas serán las cargas de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión.”
De hecho en 2S. 6:1-8 y en 1Cr. 13:5-14 se registra un lamentable incidente en el que Uza muere por evitar que el Arca del Pacto se cayera del carro en que la llevaban. En 1Cr. 13:9-10 dice: “Pero cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano al arca para sostenerla, porque los bueyes tropezaban. Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió, porque había extendido su mano al arca; y murió allí delante de Dios.“ En realidad aquí el problema fue que ellos no transportaron el arca como debía hacerse. Las varas eran para llevar el arca sobre los hombros. Entre cuatro hijos de Coat debían llevar el arca en los hombros, no en un carro. Si ellos hubiesen seguido la instrucción de Dios, los bueyes no hubiesen tropezado y Uza no hubiese extendido su mano para salvar el arca de caer y no hubiese muerto.
Miren ahora el v.16. El Arca tenía el propósito de guardar en su interior el testimonio que Jehová le daría a Moisés, esto es las tablas con los Diez Mandamientos escritos por el dedo de Dios. Y así lo hizo Moisés como nos dice en Dt. 10:5: “Y volví y descendí del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como Jehová me mandó.” Sin embargo, este no es el único testimonio que había dentro del arca. En He. 9:4 dice: “[…] y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto.” Según el autor de Hebreos, dentro del Arca también estaban una urna de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que reverdeció. Como aprendimos en Ex. 16:32-33, Jehová ordenó a Moisés guardar un gomer, unos dos litros, de maná como testimonio para sus descendientes, a fin de que viesen el pan que Él les dio a comer en el desierto. Aarón y Moisés lo guardaron dentro del Arca del Testimonio, en una vasija de oro.
También estaba la vara de Aarón que reverdeció. El pueblo dudaba si de verdad Jehová había escogido a Aarón como Sumo Sacerdote. Así que en Nm. 17, Jehová le pidió a Moisés que trajesen doce varas, conforme a las doce tribus de Israel, delante del Arca del Testimonio “y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros.” (Nm. 17:5). Y ellos lo hicieron así, dejando las varas toda la noche en el Tabernáculo. “Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras. Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara. Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran. E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo.” (Nm. 17:8-11). Por esta razón, estaba también la vara de Aarón dentro del Arca del Testimonio.
¿Qué significado tenía esta Arca del Testimonio? Primero, podemos verlo en cuanto a sus materiales. El arca estaba hecha de madera de acacia y recubierta de oro. Como les comenté la semana pasada, cada uno de los materiales con los que Jehová pidió que se construyera Su santuario tenía un significado. Dondequiera que veamos la madera de acacia, ésta representa la naturaleza humana de Jesucristo. Aunque la madera de acacia era fuerte, era el más frágil de los materiales de construcción del Tabernáculo, exceptuando, por supuesto, las telas y pieles. Así que ésta representaba la humanidad de Jesús. Por otro lado, el oro con que estaba recubierta representaba la Divinidad, es decir, era símbolo de la naturaleza de Dios. Así que el Arca era Jesucristo es sus naturalezas humana y divina. Él es 100% hombre y 100% Dios. Dos naturalezas en una sola persona.
La matemática de Dios es un poco diferente a la nuestra. Uno podría pensar que si Jesús es Dios y hombre, entonces debería ser 50%-50%, o 60%-40%. Pero si es 100%-100%, entonces no puede ser una sola persona, porque eso sumado da 200%. Pero, este es el misterio de la encarnación de Jesús. Él fue un hombre tal como nosotros, nacido de María; que padeció hambre, sed, cansancio; que lloró cuando Lázaro murió; que sufrió tentaciones, pero que nunca pecó (He. 4:15). Pero, también es Dios Todopoderoso (Jn. 1:1; Tit. 2:13) que se encarnó como el hombre perfecto (Jn. 1:14; Mt. 1:23). Y es que era necesario que Jesús tuviese naturaleza humana como nos explica el autor de Hebreos: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (He. 2:10). Y todo este misterio de la encarnación está representado en el arca de pacto hecha de madera de acacia y recubierta de oro que creaba un vínculo entre el trono de Dios sobre el propiciatorio y la Tierra. ¡Grande es la sabiduría de Dios! ¡Sea glorificado por los siglos de los siglos! Amén.
También el contenido del Arca apuntaba a Jesucristo. Primero, las tablas con los Diez Mandamientos representan la Palabra de Dios. Jesús es el Verbo, la Palabra de Dios viva (Jn. 1:1). Así que esas tablas representaban a Jesús como el Verbo de Dios. Segundo, el maná. Jesús dijo acerca de Sí mismo: “De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. […] Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.” (Jn. 6:32,33,51). Jesús es el verdadero maná que descendió del cielo para darnos vida eterna. Si comemos su carne, es decir, si aceptamos su sacrificio en la cruz por nosotros, Él nos da vida eterna. Tercero, la vara de Aarón que reverdeció. Esa vara era una rama de árbol muerta, pero Jehová la resucitó y la hizo florecer. Así que ella representa a Jesús resucitado que ha dado fruto para vida eterna, y ese fruto somos todos aquellos que hemos creído en Él y le hemos aceptado como nuestro Señor y Salvador.
II.- El Propiciatorio (17-22)
Miren los vv. 17-21. A la tapa del arca se le llama propiciatorio porque sobre ella rociaba el Sumo Sacerdote la sangre en el Día de la Expiación, como podemos leer en
Lv. 16:14-16: “Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre. Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas.” Con esta sangre se pedía a Jehová que fuese propicio, o favorable, para el pueblo y perdonase sus pecados.
Esta tapa debía tener exactamente las mismas medidas que el arca para calzar sobre ella. Sin embargo, no estaba hecha de madera y bañada en oro como el arca, sino que estaba hecha toda de oro fino, simbolizando la Divinidad. Sobre ella se pondrían dos querubines, esto es, dos seres angelicales. Ellos estarían en los extremos del propiciatorio, frente a frente, pero mirando hacia abajo y cubriendo con sus alas el propiciatorio. Como resguardando el contenido de la misma. Esto nos recuerda a los dos querubines que Dios envió a resguardar el camino al árbol de la vida después del pecado en Gn. 3:24: “Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.”
Los querubines aparecen bajo el trono de Dios en las visiones que Ezequiel tiene del cielo en Ez. 1 y 10. El Sal. 99:1 también dice: “Jehová reina; temblarán los pueblos. Él está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra.” Y acá tienen esa misma función. Este propiciatorio representa el trono de Dios en la Tierra. El pueblo de Israel estaba bajo una teocracia, es decir, estaban bajo el gobierno de Dios como rey. Así como los reyes de la Tierra tienen sus tronos entre sus pueblos, Jehová estaba estableciendo el propiciatorio como su trono en medio de su pueblo en la Tierra desde donde reinaría.
Miren el v.22. Jehová le dice a Moisés que de sobre el propiciatorio, de entre los querubines, se comunicaría con él de ahora en adelante. Hasta ahora Jehová le había hablado a Moisés desde el Monte Sinaí, pero después de que partieran de allí, seguiría comunicándose con él allí en el Lugar Santísimo, sobre el propiciatorio, donde Él estaba siendo propicio al pueblo. El Arca del testimonio se convertiría en el vínculo terrenal entre Jehová y los hijos de Israel. Así como Jesús es el vínculo que tenemos con el Padre. La voluntad de Dios no era solo habitar entre su pueblo y ser adorado por ellos, sino tener comunión con ellos a través del Tabernáculo de Reunión. Todo lo que había en el Tabernáculo y todos los ritos asociados con él, tenían la intención de que el pueblo de Israel pudiese mantener su comunión con Dios y todos ellos apuntaban a Jesús como el Tabernáculo Perfecto.
Jesús es la propiciación por nuestros pecados (Ro. 3:25; 1Jn. 2:2, 4:10). Gracias a Jesucristo tenemos libre acceso al trono de gracia (He. 4:16). En el Tabernáculo solo podía entrar al Lugar Santísimo, delante del trono de Dios, el Sumo Sacerdote, una vez al año, y presentando la sangre de la expiación por él y por los pecados del pueblo. Pero gracias a la sangre expiatoria derramada por Jesucristo en la cruz, nosotros podemos entrar cada día, a la hora que queramos, todas las veces que queramos delante del trono de Dios por medio de la oración y la Palabra de Dios. Dios quiere que nosotros tengamos comunión con Él por medio de Jesús, el Arca del Pacto y el propiciatorio. ¡Acerquémonos pues a Dios a través de Jesucristo, aceptándole como Señor y Salvador!
En el Tabernáculo Jehová estableció su trono sobre el propiciatorio para hablar desde allí a Moisés. Hoy en día Él quiere establecer Su trono en nuestros corazones. Él quiere que nosotros aceptemos Su soberanía sobre nuestras vidas, entregándole nuestros corazones, nuestros planes, nuestros deseos, para hacer Su voluntad. Él no quiere que nosotros simplemente creamos que Él es Dios, sino que Él es nuestro Señor y nuestro Rey y le entreguemos completamente nuestras vidas para hacer su voluntad. Hasta ahora hemos vivido haciendo nuestra propia voluntad y pecando con nuestros pensamientos, con nuestras palabras y con nuestras obras. Pero Él quiere que cambiemos nuestras vidas para ser sus sacerdotes que ministran la Palabra de Dios en esta tierra. Él quiere que nosotros seamos un reino de sacerdotes y gente santa, donde Él gobierna como Rey y su voluntad es hecha por todos nosotros.
¿Quieres tú formar parte de este reino? ¿Quieres que Jehová hable contigo de sobre el propiciatorio como lo hacía con Moisés? Entrégale el trono de tu corazón. Acércate a Él en oración. Acércate a la Biblia, la Palabra de Dios, con corazón reverente y abre tus oídos a lo que Dios te está diciendo. Niégate a ti mismo, a tus deseos, a tus pensamientos, a tus planes, y acepta el propósito de Dios para tu vida. Él quiere que tú vivas de forma diferente. Él quiere que tú seas un pastor para su pueblo, un profeta que anuncia la Palabra de Dios. Pero para esto debes estar en comunión con Él por medio de la oración y la Palabra de Dios. Debes invertir horas de tu día en la presencia de Dios, orando y leyendo la Biblia. Debes poner tu corazón en ello. Y entonces Jehová se te declarará desde allí a ti y cambiará tu vida para siempre.
Yo oro para que cada uno de nosotros pueda tener una comunión permanente con Jehová en la oración y la Palabra de Dios por medio nuestra perfecta Arca del Pacto y nuestro perfecto propiciatorio, Jesucristo. Amén.
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[28.Jun.2020]_Dominical-UBF-Panamá_(EXO_25..10-22)-Mensaje.pdf
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