Gálatas 2:11-14

2:11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar.
2:12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión.
2:13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.
2:14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?

ANDANDO CONFORME A LA VERDAD DEL EVANGELIO


Buenos días. Los que estudiaron la Biblia esta semana habrán notado que el pasaje bíblico de hoy es solo una parte de lo que estudiaron. Cuando preparaba el cuestionario dudaba si podría realmente abarcar todo lo restante del capítulo 2, pero pensaba: “¿qué tanto puedo hablar y aplicar de los vv. 11-14?” Así que cubrí esos versículos en una larga primera pregunta, negándome, incluso, a dividirlos en dos preguntas, pues el cuestionario ya era largo. Sin embargo, durante el estudio con María, Darío y Karen, todavía dudaba, pues tomamos una hora solamente en la primera pregunta. No obstante, insistía en la misma pregunta: “¿qué tanto puedo hablar y aplicar de los vv. 11-14?”

Regularmente, yo preparo mis propios cuestionarios, pero los comparo con los que están en la página web de la sede de UBF (https://ubf.org/resources), donde hay cientos de cuestionarios y mensajes en inglés de prácticamente todos los libros de la Biblia. Sin embargo, en general, esos cuestionarios y mensajes abarcan pasajes bíblicos más amplios. Nosotros acá en Panamá estudiamos los libros de la Biblia con un poco más de detalle. Así que solo los utilizo para complementar mis propias observaciones y preguntas.  

Además, para ayudarme a preparar estos mensajes en Gálatas, estoy escuchando también la serie de Gálatas del Dr. John Piper, y él tiene un mensaje de unos 30 minutos basado solo en estos cuatro versículos. Así que ese mensaje me ayudó a entender mejor y complementar la explicación y aplicación de este pasaje bíblico que aprenderemos hoy. Luego, subiré este mensaje y el cuestionario modificado como cada semana a la página web de UBF Latinoamérica (https://www.ubflatin.org/) para que ustedes ― y todos nuestros hermanos de Latinoamérica ― puedan consultarlos y apoyarse para escribir sus testimonios bíblicos. 

En el pasaje bíblico de hoy aprenderemos acerca de un incidente que ocurrió en Antioquía cuando el apóstol Pedro subió a visitar esa iglesia. Veremos cómo Pablo lo reprendió fuertemente porque no andaba conforme a la verdad del evangelio. ¿Cuál es la verdad del evangelio? Efe. 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Veremos, entonces, por qué Pedro y los otros cristianos judíos de Antioquía no andaban conforme a la verdad del evangelio, y cómo podemos nosotros evitar ese error.

Yo oro para que cada uno de nosotros pueda andar conforme a la verdad del evangelio cada día. Y que, como aprendimos la semana pasada, la verdad del evangelio permanezca en nuestras vidas y en nuestra iglesia. Que podamos predicar la verdad del evangelio a todos los que nos rodean, especialmente a los estudiantes de la Universidad de Panamá para que nuestra sociedad pueda ser transformada por el evangelio de gracia de Jesucristo, y Panamá se convierta en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa para la gloria de Dios. Amén.

I.- Pablo confronta a Pedro (11) 

Leamos juntos el v.11 por favor. Después de describir cómo tuvo que defender la verdad del evangelio en Jerusalén y cómo fueron convalidados su evangelio y su apostolado por Jacobo, Pedro y Juan, ahora Pablo pasa a narrar un incidente que tuvo con el propio apóstol Pedro en Antioquía. Antioquía de Siria era la tercera ciudad en importancia del Imperio Romano después de Roma, en Italia, y Alejandría, en Egipto, debido a que muchas rutas comerciales convergían en esta ciudad. Creo que Panamá sería la Antioquía de Siria de nuestros tiempos, siendo el hub comercial y de transporte para las Américas. Antioquía de Siria estaba densamente poblada por griegos, por lo que la iglesia allí era mayoritariamente gentil. Y aquí los creyentes fueron llamados por primera vez cristianos (Hch. 11:26). Antioquía de Siria se convirtió en la principal iglesia gentil y la base de las operaciones de Pablo. Muy probablemente, esta carta a los Gálatas se escribió desde esta ciudad.

Aquí en el v.11 Pablo nos cuenta de una visita del apóstol Pedro que no está registrada en el libro de los Hechos. No sabemos con certeza qué fue a hacer allí. No pareciera una visita de supervisión apostólica de Jerusalén para cerciorarse de que el mensaje evangélico y el discipulado estuviesen de acuerdo a la doctrina apostólica. Quizá Pedro quería ver cómo convivían en la fe de Jesucristo los hermanos de trasfondo judío y gentil en esta ciudad. Esto no era algo que se viese en Jerusalén. Recuerden que en Judea todos eran judíos de nacimiento o prosélitos, así que todos seguían guardando celosamente sus tradiciones. Quizá vino para animar y fortalecer a la iglesia, mostrando que los apóstoles de Jerusalén apoyaban la obra que se hacía allí. Quizá pasó a recoger otra ofrenda para los pobres en Jerusalén. No lo sabemos. Lo cierto es que cuando Pedro visitó Antioquía propició un grave incidente que obligó a Pablo a resistirlo cara a cara, a confrontarlo.

Leamos nuevamente el v.11. Cuando leemos el capítulo 2 de Gálatas podemos llegar a pensar que Pablo no tenía mucho amor en su corazón. Parece una persona subversiva y beligerante. Un líder o un creyente que no parece edificante tener en la congregación. Si bien, por lo que podemos leer de él en sus cartas y en el libro de Hechos, es una persona de carácter fuerte, también vemos que es un pastor amoroso que se preocupa y hasta llora por sus ovejas (p.ej., 2Co. 2:4). Además, en los dos pasajes bíblicos que hemos leído hasta ahora en este capítulo, él está defendiendo con pasión la verdad del evangelio. Por eso no trata de buscar la paz por medio de la transigencia, sino de establecer el fundamento de la verdad sin comprometerla.

Tampoco debemos pensar que esta confrontación entre Pablo y Pedro fue en malos términos. Gritándose y lanzándose las Biblias y los himnarios. No debemos pensar en la confrontación como algo negativo. Ni evitarla para mantener “la paz”. La confrontación es el método de resolución de conflictos que el Señor estableció en Su Iglesia. Lo aprendimos en Mat. 18:15-17: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.” 

Si alguno tiene un problema con un hermano, ¿qué debe hacer? Ir y hablarlo con él: “Hermano, no me gustó lo que me dijiste o el tono en el que me hablaste, me hizo sentir mal”. Si te oye y se arrepiente, entonces has ganado al hermano. Si no quiere oír, y te dice: “No. No quiero hablar de eso. No me hables más por favor”. Entonces, ¿qué debes hacer? “Toma contigo a uno o dos”. Lo mejor es conversar con tu pastor de la situación y que él converse con el pastor de ese hermano, y tratar de arreglarlo entre los cuatro. Si todavía el hermano no oye y no se quiere arrepentir, entonces se lleva ante los ancianos o el pastor de la iglesia; y si ya no quiere oírlos a ellos, entonces no es realmente un hermano, pues se niega a escuchar el llamado a arrepentimiento de la iglesia. Y ahí nada se puede hacer por él más que apartarlo de la comunión de la iglesia y seguir orando por su arrepentimiento. Espero que nunca tengamos que llegar a ese punto.

Recuerdo que cuando yo empecé a congregarme en UBF Caracas había un hermano que me miraba feo y casi ni me saludaba. Yo solía ser muy sociable y buscaba agradar a todos, así que esta situación me incomodaba. En un estudio bíblico se lo mencioné a mi pastor, el M. Juan Seo, porque me preocupaba que ese hermano estuviese molesto conmigo porque le hice algo sin darme cuenta. Y el misionero se rio a toda carcajada y me dijo: “Él no está bravo contigo. Él es así. Ese es su carácter”. Ese hermano era mi cuñado Alirio. Ya después nos llevábamos bien. Aunque él siempre conservó su carita amarrada porque es su carácter.

Amados hermanos, cuando no confrontamos los problemas o los pecados que los hermanos hayan cometido contra nosotros (o que pensamos que hayan cometido contra nosotros, porque puede ser que estemos interpretando mal las cosas, como en mi caso que les acabo de comentar), entonces lo que hacemos es esconderlos bajo la alfombra. Pero si seguimos escondiendo la basura debajo de la alfombra, al final tendremos una gran montaña de basura con la que nos tropezaremos y nos haremos más daño. Hablemos las cosas con amor. Busquemos resolver las cosas con nuestros hermanos.

¿Qué hacemos cuando no confrontamos una situación con un hermano? Comenzamos a murmurar los unos contra los otros. Nos calumniamos. Se crean chismes. Y eso empeora todo. Por eso el Señor Jesús en Su inmensa sabiduría nos dio este método de resolución de conflictos. Y, aunque a continuación vamos a ver que Pablo no lo aplicó tal cual, esto se debe a que la situación ameritaba ser llevada de una vez ante la iglesia para que todos comprendiesen y anduviesen conforme a la verdad del evangelio. Nosotros tratemos de aplicar siempre este método de resolución de conflictos, no solo en la iglesia, sino en nuestros matrimonios, y en todas nuestras relaciones interpersonales. De esa manera tendremos una iglesia amorosa y saludable, y seremos cristianos maduros que viven conforme a la verdad del evangelio. Amén.

Veamos a continuación qué fue lo que hizo Pedro que llevó a Pablo a confrontarlo, cómo el apóstol Pablo le resistió, y por qué.

II.- No andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio (12-14)

Leamos juntos el v.12 por favor. Cuando el apóstol Pedro llegó a la iglesia de Antioquía, seguramente quedó impresionado del amor y la libertad que había en ella. Los cristianos en Jerusalén seguían viviendo conforme a las costumbres judías. Seguían luchando para guardar la Ley de Moisés. Seguían evitando las comidas inmundas que se describen en Lev. 11. No se sentaban a comer con los gentiles porque eran inmundos según la Ley. Pero en Antioquía nada eso importaba. Los judíos y los gentiles se sentaban a comer juntos. Y seguramente comían toda clase de alimentos. Parece que, en solo unos días, Pedro descubrió lo que era ser verdaderamente libre en Cristo. Podía saludar a los hermanos gentiles y sentarse a compartir con ellos, mientras disfrutaban de un puerco asado o de un delicioso guacho de mariscos (comidas prohibidas según la Ley). Pero como todos comían gozosos dando gracias al Señor, Pedro también participaba gozoso junto con los otros cristianos de trasfondo judío en Antioquía como Bernabé y Pablo.

Y no es extraño que Pedro abrazase más fácilmente este estilo de vida. Pues en Hch. 10, muchos años antes de que ocurriera todo esto que estamos leyendo acá en Gál. 2, Pedro recibió una visión en oración donde vio algo semejante a un gran lienzo que descendía del cielo, en el cual había todo tipo de animales inmundos, y una voz del cielo que le decía: “Levántate, Pedro, mata y come.” Pero Pedro se negaba diciendo: “Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.” Y el Señor le contestó: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.” Y todo esto fue la preparación para que Pedro fuese a la casa de un gentil, Cornelio, y le predicase el evangelio, y aquel hombre y toda su casa recibiesen el don del Espíritu Santo, lo mismo que los judíos. Allí Pedro entendió que el Señor había limpiado a los gentiles para recibir el evangelio también, y aún muchos de los alimentos que el Señor había declarado como inmundos en la Ley. Así que estos días en Antioquía seguramente le recordaban aquel venturoso momento en que por primera vez se convirtió un gentil. 

Pero cuando llegaron unos hermanos de trasfondo judío de Jerusalén enviados de parte del apóstol Jacobo, hermano del Señor, entonces Pedro dejó de comer con los gentiles y se sentaba a comer solamente con estos judíos. Seguramente comenzó a observar todas las tradiciones judías otra vez como cuando estaba en Jerusalén. No quería comer ningún alimento inmundo. Y si alguno de los hermanos gentiles lo “choteaba”, él los ignoraba porque los judíos ni siquiera saludaban a los gentiles. 

¿Por qué comenzó a actuar así? Dice el v.12: “porque tenía miedo de los de la circuncisión.” No sabemos exactamente a qué le tenía miedo. Él era uno de los apóstoles, así que no creo que estos hermanos judíos tuviesen autoridad alguna sobre él. Lo más probable es que tuviese miedo a perder su autoridad y su influencia en medio de ellos. Este Pedro se parece a aquel en el patio de la casa del Sumo Sacerdote, que cuando la criada le reconoció, negó a Jesús por temor a que lo fuesen a encarcelar junto con él. Definitivamente podemos ver que el temor nos impide andar conforme a la verdad del evangelio. 

¿Has estado tú en la misma situación? ¿Has cambiado tu actitud cristiana o comprometido tus valores cristianos ante tus familiares y/o amigos por temor a qué vayan a pensar de ti o a que te critiquen o dejen de andar contigo? Amados hermanos, ya el Señor Jesús nos aconsejó con respecto a esto también: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.” (Mat. 10:28). Pero el temor de Dios no es temor al castigo de Dios, sino respeto a Su condición de Dios. Debemos amarlo con todo nuestro corazón, porque “en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” (1Jn. 4:18). Y, “no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor” (2Ti. 1:7-8). No temamos, pues, a los hombres, sino que tengamos respeto a Dios y amémosle con todo corazón, y andemos conforme a la verdad del evangelio, testificando de nuestro Señor. Amén.

Leamos ahora juntos el v.13, por favor. Y no solamente comenzó a actuar Pedro de esta manera, sino que participaban también los otros judíos de la iglesia de Antioquía, arrastrando incluso a Bernabé en esta hipocresía. Aquí vemos otra actitud que nos impide andar conforme a la verdad del evangelio: la hipocresía. Lo que Pedro y los otros judíos estaban haciendo era la definición misma de la hipocresía. Se habían puesto una máscara de judíos devotos ante los visitantes de Jerusalén, que era muy diferente a la actitud diaria que tenían antes de que ellos viniesen. Antes de que los enviados de Jacobo llegasen, todos ellos, incluido Pedro, vivían como gentiles. No guardando las tradiciones de los judíos.

Amados hermanos, lo que más aborrece el Señor es la hipocresía. Jesús constantemente condenaba a los escribas y fariseos por esto. No debemos caer en esta actitud. No puede ser que aquí en la iglesia tengamos una máscara de buenos cristianos, pero en nuestras casas nos quitamos esa máscara y mostramos nuestro verdadero ser inconverso a nuestra esposa, a nuestros padres o a nuestros hijos. No puede ser que parezcamos cristianos piadosos los domingos, y en la semana estemos viviendo en el pecado. O que ni siquiera abramos la Biblia durante la semana o nos arrodillemos a orar siquiera unos minutos. A los que viven así les dice el Señor: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.” (Apo. 3:15-19). 

Arrepintámonos, si estamos viviendo como hipócritas, y vengamos a buscar la santidad del Señor para cubrir nuestra desnudez, y que el Señor abra nuestros ojos espirituales para ver nuestro orgullo, nuestro pecado y nuestros errores, y vivamos en continuo arrepentimiento dando fruto agradable al Señor. Amén.

¿Qué hizo el apóstol Pablo al ver que los hermanos judíos no andaban conforme a la verdad del evangelio? Leamos juntos el v.14. Pablo confrontó a Pedro delante de todos. El apóstol Pedro había arrastrado a todos al error. Los cristianos de trasfondo judío de Antioquía y Bernabé siguieron a Pedro pensando que, si él hacía esto, entonces eso sería lo correcto porque él había aprendido del Señor. Por eso Pablo confrontó a Pedro delante de todos. Él tenía que arrepentirse delante de todos y confesar que lo que hizo no es lo correcto, y que esa no es la verdad del evangelio.

Antes de que llegaran los hermanos de Judea, Pedro vivía como los gentiles. Comía junto con ellos lo que ellos comían, no se preocupaba por las tradiciones de los judíos, sino que con gozo participaba con ellos de la libertad en Cristo. Pero, después de que vinieron los hermanos de Judea, Pedro empezó a guardar las tradiciones de los judíos otra vez como si fuesen necesarias para la salvación. Y, por cierto, podemos ver aquí otra característica de los que no andan conforme a la verdad del evangelio, viven en el legalismo. 

Amados hermanos, ya no necesitamos hacer absolutamente nada para nuestra salvación. No necesitamos guardar los 10 mandamientos para ser salvos o para conservar la salvación. No necesitamos venir a la iglesia los domingos en traje y corbata para nuestra salvación. No necesitamos comer Pan Diario, orar, estudiar la Biblia o escribir testimonio bíblico para nuestra salvación. Lo único que necesitamos para nuestra salvación es confesar que Jesús es el Señor y que murió en la cruz por nuestros pecados. Si confesamos esto de todo corazón; si de verdad creemos que Jesús es nuestro Señor y Salvador; si de verdad reconocemos que somos pecadores y que la muerte de Jesús en la cruz perdona todos nuestros pecados; entonces, somos salvos.

Entonces, ¿para qué venimos a la iglesia? ¿Por qué necesitamos las disciplinas espirituales que les mencioné antes? Todas estas cosas nos ayudan en nuestra santificación. Y las debemos hacer no por obligación o de forma legalista, sino porque amamos a Dios y queremos conocerle más y parecernos cada día más a él. Es cierto que hay días que no me quiero levantar a comer Pan Diario, o que no tengo ganas de orar, de estudiar la Biblia o de venir a la iglesia, entonces esos días casi que tengo que hacer esas cosas obligado. Pero me obligo a hacerlas porque sé que “el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” (Mat. 26:41). Y lo hago por amor al Señor, no solo para cumplir. Amados hermanos, no hagamos las cosas por legalismo o por costumbre, hagámoslas con gozo y verdadero amor al Señor. De esa manera andaremos conforme a la verdad del evangelio y el Señor será glorificado en nuestras vidas. Amén.

Lamentablemente el apóstol Pablo no nos dice aquí cuál fue la reacción de Pedro ante tal reprensión porque continúa exponiendo su punto contra los judaizantes. Pero podemos deducir que Pedro se arrepintió delante de todos los hermanos. Fue y abrazó a los hermanos gentiles, se sentó con ellos y le metió un mordisco a un pernil que uno se estaba comiendo. Pablo y Pedro no se enemistaron por esto. Pedro escribió años después de este incidente: “Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.” (2Pe. 3:15-16). Llamando a Pablo “amado hermano” y reconociendo las cartas de Pablo como inspiradas por Dios, así como el AT (“las otras Escrituras”).

Yo oro para que ninguno de nosotros viva en temor, en hipocresía, ni en legalismo, sino que andemos cada día conforme a la verdad del evangelio. Y que defendamos la verdad del evangelio contra las perversiones que se pretenden introducir en la iglesia de Cristo. Que viviendo así el Señor nos use para convertir a Panamá en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa, y que lleguemos a ser como Antioquía, un centro de operaciones para la misión en América Latina y para la Misión Mundial. Amén.

ARCHIVOS PARA DESCARGAR



FOROS UBF ESPAÑOL

SUGERIMOS LEER

MÚSICA QUE EDIFICA

SÍGUENOS EN LAS REDES SOCIALES

ACERCA DE UBF

La Fraternidad Bíblica Universitaria (UBF) es una organización cristiana evangélica internacional sin fines de lucro, enfocada a levantar discípulos de Jesucristo que prediquen el evangelio a los estudiantes universitarios.

UBF MUNDIAL

Puede visitar el sitio de UBF en el mundo haciendo clic en el siguiente enlace (en inglés):

SUSCRIPCIÓN BOLETÍN

Ingrese su dirección e-mail para recibir noticias
e invitaciones a nuestras actividades