A QUIEN TEMER

Palabra: San Mateo 10:16-33

V, Clave 10:28 “No temáis a los que matan el cuerpo pero el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”

La palabra de hoy nos enseña cómo un obrero puede sobrevivir en medio de lobos del mundo. Lo que sucedió a Jesús en el mundo va a suceder también a los que le aman y siguen. Sabiendo esto, Jesús les advierte para que sus discípulos estén asegurados de quien le envía y a quien tienen que temer.  

Somos los enviados al mundo para dar testimonio del evangelio del Cristo. Es inevitable pasar diversas formas de las persecuciones del mundo que no conoce al Cristo. Si no podemos evitarlo, necesitamos saber cómo podemos sobrevivir y triunfar en medio de tales realidades. Oro que Dios disponga nuestro corazón preparado para toda buena obra a través de su palabra.   

Primero, Prudentes como serpientes y sencillos como palomas (16-21). Jesús, al enviar a sus apóstoles por predicar, les había dado autoridad sobre ‘los espíritus impuros’ y sobre ‘toda enfermedad y dolencia’. Y les dijo que dieran de gracia lo recibido (8). Y después Jesús manifiesta un sincero sentir como su pastor hacia sus discípulos enviados.  

Vamos a leer el verso 16a. “Yo os envío como a ovejas en medio de lobos” Aquí Jesús enfáticamente dice ‘¡¡Presten atención!! Yo os envío’ (NVI). Lo primero los discípulos deben saber quién los envía. Si no estén claros por quien están enviados, pueden perder la dirección y su fuerza. Quien los envía no es una institución, ni una organización como gobierno, sino ‘Jesús’ mismo quien tiene toda autoridad del mundo. Esto es la convicción que deben tener los enviados con toda claridad. 

Jesús sabía a dónde los estaba enviando. Era al lugar dónde hay perseguidores como lobos rapaces. “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” (Mt 7:15) ‘ovejas’ son animales indefensos y vulnerables, mientras ‘lobos’ son fieras crueles y violentas. Jesús había recibido durante todo su ministerio los ataques crueles de los enemigos del evangelio. Es fácil pelear con los hombres. Pero los discípulos deben saber que estos ataques vienen básicamente de la potestad de las tinieblas y los espíritus impuros que gobiernan el mundo. Por lo tanto, los ataques a los obreros de Dios son crueles como los de lobos rapaces hasta entregarlos a la autoridad para matar. 

Los apóstoles eran indefensos como ovejas ante lobos. ¿Cómo ellos pueden sobrevivir en medio de esos lobos rapaces? Leamos el verso 16b. “Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas” Jesús les dice ‘ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas’. La prudencia (astucia) y la sencillez son las armas importantes que pueden equiparse los enviados. Génesis 3:1 dice “La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho” Antes de ser maldecido por Dios, la serpiente era un animal más astuto. Aquellos días de Jesús también se consideraba que la serpiente es un animal más astuto y la gente entendía el significado de esta palabra. La serpiente sabe bien cómo atravesar los obstáculos peligrosos con un movimiento astuto y sutil sin daño alguno. 

Cuando Jesús recibía diversos ataques de los lideres religiosos, no peleó con ellos emocionalmente, ni los juzgó, sino evitó todas sus trampas con su sabiduría y prudencia. Por ejemplo, cuando los principales sacerdotes y los escribas enviaron espías y preguntaron para entregarlo al poder y autoridad del gobernador “¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?”, Jesús les respondió astutamente “dad a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios” (Lc 20:25). Por su prudencia, Jesús los noqueó perfectamente sin recibir daño alguno.  

Junto con prudencia (astucia), los discípulos deben ser ‘sencillos como palomas’. ‘Sencillos’ (gr: ἀκέραιος: akeraioi) significa ‘no mixto como vino o metal puro, inocente, simple’. En ingles, se traduce ‘innocent as doves’. Quiere decir que los enviados deben ser puros y libres del pecado. Deben llevar una vida apartada de toda clase de pecados. La astucia sin pureza es un atributo del diablo. Y la pureza sin astucia puede ser una sencilla estupidez. Ambas atributos son conectados y hacen a los obreros de Dios muy fuertes ante todas ataques del mundo. 

Pues, ¿Cómo podemos ser prudentes y sencillos? Apóstol Pablo dijo a su amado discípulo Timoteo así. “16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Ti 3:16-17) La palabra de Dios da a los hombres toda sabiduría. Y su palabra hace a uno apartado de toda falsedad y pecado en arrepentirse. Especialmente caminando con Jesús, podemos llevar una vida realmente prudente y sencilla en su sabiduría y pureza. 

¿Por qué estas virtudes son tan importantes a los enviados? 

 Vamos a leer el verso 19-20. “Pero cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis, porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar, / pues no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros” Si los enviados llevan una vida prudente y sencillo, el Padre Dios se encarga de ellos. El Espíritu Santo que mora en su corazón les ayuda por cómo o qué hablar con su sabiduría celestial. Solo la sabiduría de Dios celestial puede guardar a los hombres de lobos y les hace testificar del Cristo plenamente. 

Los hombres les entregarán a los discípulos a los concilios, los azotarán en sus sinagogas y los llevarán ante gobernadores y reyes (17-18). El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se levantarán contra los padres y los harán morir (21). Esta persecución es lo que va a suceder después de la resurrección de Jesús. pero Jesús lo previó y les dio a conocer de las persecuciones venideras. 

Segundo, Perseverar hasta el fin (22-33). Jesús dice de la causa de odios del mundo en el verso 22. “Seréis odiados por todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo”. Jesús les enseña con toda claridad, diciendo “Por causa mía (18)”, “Por causa de mi nombre (22)”. El mundo de las tinieblas odia el Cristo quien es la verdad y la luz. El mundo no quiere arrepentirse de sus pecados tenebrosos. Por lo tanto, odia al Cristo y a los que le pertenecen. Las persecuciones son naturales a los que le siguen a Jesús. 

Sin embargo, a medida que las persecuciones se agraven, es fácil comprometerse o desistir la obra ante esa realidad. Pero Jesús dice “el que persevere hasta el fin, éste será salvo”. ‘hasta el fin’ significa literalmente ‘hasta la muerte (los harán morir – v21)’. Esta palabra suena fuerte para nosotros, pero aquellos días y algunas partes del mundo contemporáneo es aún la realidad para los que siguen el evangelio. ‘Perseverar hasta el fin’ quiere decir que ante ninguna amenaza tiene que negar el nombre de Jesús, aún la muerte (32-33)

Pero ¿Cómo podemos perseverar hasta el fin?

Tercero, A quien temer (24-33). Jesús entendió muy bien de que no es nada fácil perseverar hasta la muerte. Jesús también vivió esa realidad. Entonces, Jesús dijo a quién se debe temer. Vamos a leer el verso 28. “No temáis a los que matan el cuerpo pero el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.” Los lobos del mundo pueden matar a los hijos de Dios que perseveran hasta el fin. Aún así el mundo solo puede tocar el cuerpo nada más, no el alma. Y aún sin permiso de Dios no sucede esa muerte física tampoco.  

Pero, Dios puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Necesitamos saber cuán terrible seria caerse un alma en el infierno! Jesús lo advirtió diciendo, “Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo, porque mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser arrojado al infierno, / donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga.” (Mr 9:47-48). Jamás uno debe ir al infierno por temer a los matan el cuerpo y negarse al Cristo. Finalmente nuestro Dios es quien va a matar la muerte (Apoc.20:14).

Los que temen a este Dios quien puede destruir el alma y el cuerpo, llegan a temer ‘el temer a las autoridades quienes pueden matar solo el cuerpo’. El temor a Dios hace temer del ‘comprometerse con el mundo’. El temor verdadero echa fuera toda clase de temores falsos que enferman nuestra vida. 

Y los que temen a Dios llegan a amar aún a los que les persiguen. Y testifican el evangelio de vida con denuedo. Los apóstoles Pedro y Juan, cuando estaban interrogado por gobernantes y ancianos de Israel, testificaron. “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios, / porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” (Hch 4:19-20) Apóstol Pablo también pidió a la iglesia orar así en medio de las persecuciones de encarcelamiento. “y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, / por el cual soy embajador en cadenas, y con denuedo hable de él como debo hablar.” (Ef 6:19-20) 

Dios cuida a los suyos que permanecen hasta el fin tal como los cabellos estén todos contados (30). Los que confiesan al Cristo delante de los hombres serán también confesados por Jesús ante el Padre Dios (32). Finalmente Dios nos hará juzgar al mundo y aún a los ángeles en el reino de Dios. (1 Co 6:2).  

Conclusión, Dios quiere que seamos prudentes y sencillos en Jesús. Dios quiere que perseveremos hasta el fin y le temamos más que cualquier otro. Si llevamos una vida prudente y sencilla, perseverante y temerosa de Dios, el Espíritu Santo nos guardará y ayudará a vencer el mundo con el evangelio glorioso. Amén