Hageo 1:7-15
1:7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.1:8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.
1:9 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.
1:10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.
1:11 Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos.
1:12 Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.
1:13 Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.
1:14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,
1:15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.
SUBID AL MONTE, TRAED MADERA, Y REEDIFICAD LA CASA
Buenos días. La semana pasada vimos el llamado de Jehová a través del profeta Hageo: “Meditad bien sobre vuestros caminos” (v.5). El pueblo que había regresado del exilio vino con la misión divina de reconstruir la Casa de Dios, el Templo de Jerusalén. Pero, por la oposición de los samaritanos, su propia apatía, y su deseo de prosperidad, abandonaron esta obra tan solo dos años después de comenzada. Apenas alcanzaron a reconstruir el altar del sacrificio y ponerlo sobre una base y a echar los cimientos del templo (Esd. 3:3, 10-11). Después de esto, pasaron 14 años enfocados en su propio bienestar y riqueza, adornando preciosamente sus casas, cultivando sus tierras y criando su ganado, mientras la Casa de Dios estaba desierta.
A través de ese mensaje fuimos exhortados a meditar bien cómo estamos viviendo nuestras vidas: ¿Es tu vida agradable al Señor? ¿Estará Dios complacido contigo? ¿En verdad estás viviendo la vida que Dios planeó para ti? ¿Qué pasaría contigo si el Señor viniera en este momento? ¿Vendrías a Él gozoso o avergonzado? Espero que durante la pasada semana hayamos meditado bien en cómo estamos viviendo nuestras vidas. Que hayamos escrito testimonio bíblico sincero delante del Señor. Que nos hayamos arrepentido y nos hayamos comprometido a glorificar a Dios con nuestras vidas. Amén.
Hoy seguiremos aprendiendo la exhortación de Dios al pueblo por medio del profeta Hageo. En nuestros versículos clave veremos la forma práctica en que Dios quería que el pueblo manifestase su arrepentimiento. Lo que Juan el Bautista llamaría siglos después: “frutos dignos de arrepentimiento” (Mat. 3:8). Aprenderemos también cómo el Señor abre los ojos al pueblo, mostrándole su avaricia y el entrenamiento de Dios para ellos. Además, veremos la respuesta de los líderes y de todo el pueblo a esta exhortación del Señor.
Yo oro para que a través de este mensaje podamos aprender de forma práctica lo que el Señor quiere que hagamos. Cómo podemos glorificar a Dios con nuestras vidas. Y que podamos responder a la voz de Dios como lo hicieron Zorobabel, Josué y todo el resto del pueblo, oyendo la voz de Jehová nuestro Dios y temiendo delante de Él. Haciendo Su voluntad y obedeciendo Su Palabra cada día de nuestras vidas. Que podamos trabajar en la misión de Dios y el Señor nos use para convertir a Panamá en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa para Su gloria. Amén.
I.- El mandato de Dios (7-11)
Leamos juntos el v.7 por favor. La semana pasada terminamos con este versículo, sin embargo, he querido comenzar este mensaje otra vez aquí para que recordemos el llamado de Dios: “Meditad sobre vuestros caminos.” Dios quiere que pensemos bien lo que estamos haciendo; cómo estamos viviendo nuestras vidas. Como les dije en la introducción, espero que cada uno de ustedes haya meditado en esto y hayan escrito sus testimonios con arrepentimiento y decisiones de fe. Y aunque la semana pasada les puse el ejemplo de mi arrepentimiento hace ya varios años por estar más enfocado en mi trabajo que en la misión, no alcanzamos a ver exactamente cuáles eran los frutos de arrepentimiento que Dios quería ver en el pueblo después de que meditaran y se diesen cuenta de que no estaban viviendo correctamente delante de Dios. Así que veamos esos frutos de arrepentimiento a continuación.
Leamos juntos el v.8. Después de que el pueblo meditase y se diese cuenta de que durante 14 años habían abandonado la misión de Dios y se habían dedicado a sus propias vidas, ahora Dios los llama a subir al monte y traer madera para reedificar el templo. En Esd. 3:7 podemos ver que después de que el pueblo regresó de la cautividad, pagaron para que se trajese madera de cedro desde el Líbano para reconstruir el Templo. Muy probablemente esa madera se había utilizado para artesonar las casas del pueblo. ¡Lo que se suponía que era para Dios ellos lo utilizaron para sí mismos! Algunos pueden estar condenando en sus pensamientos a estos judíos: “¿Cómo se atreven? ¡Yo jamás me atrevería a utilizar lo que es de Dios para mi propio beneficio!” Yo les pregunto: ¿Cómo estás utilizando los talentos que Dios te ha dado para Su obra? ¿Cómo estás utilizando el dinero que Dios te ha dado para hacer Su obra? ¿Cómo estás utilizando el tiempo que Dios te ha dado para Su obra? ¡No somos muy diferentes a ellos!
¿Qué tenemos que hacer entonces? “Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa”. ¡Trabajemos activamente en la obra de Dios! Usemos nuestros talentos, nuestro dinero y nuestro tiempo para servir a Dios. Dios no nos está pidiendo que usemos todo nuestro tiempo y nuestro dinero para Su obra. Pero sí debemos apartar de nuestro tiempo y nuestro dinero para la obra de Dios. Debemos usar nuestros talentos y nuestro esfuerzo para servir a Dios. En aquella época los judíos tenían que ir literalmente al monte y cortar los árboles y traer madera para reconstruir la Casa de Dios. Hoy en día nosotros debemos ir a la Universidad de Panamá y predicar entre los estudiantes y darles estudio bíblico 1:1. Así edificaremos esta casa para Jehová. ¡Suban al monte, y traigan madera! ¡Vayan a la Universidad de Panamá y traigan a los estudiantes! Amén.
¿Qué pasaría cuando ellos hicieron esto? Leamos nuevamente el v.8b. La BLPH lo traduce así: “yo me complaceré en él y seré glorificado, dice el Señor.” Cuando ellos reconstruyeran el Templo con la madera que habían traído de los montes, Dios se complacería en ello. Aunque esa madera no sería de la misma calidad que los cedros del Líbano que habían traído antes, Dios se complacería en su obediencia y esfuerzo; y sería glorificado. En esta última frase hay algo interesante. En el original hebreo está incompleta, faltándole una letra que representa el número cinco. Los judíos veían en esto un misterio y afirmaban que, a pesar de la gloria de este segundo templo, le faltarían cinco cosas. No hay pleno acuerdo acerca de cuáles eran éstas, pero, según el Comentario Beacon, la lista incluye por lo general: (1) El arca del pacto y el propiciatorio; (2) la Shekhiná, o nube de la gloria en el Lugar Santísimo; (3) el fuego que descendía del cielo, (4) el Urim y el Tumim, y (5) el Espíritu de profecía. Sin duda este Segundo Templo no tenía la misma gloria que el primero, pero creo que la interpretación de los judíos es, cuando menos, un poco exagerada.
El punto importante es que Dios se complacerá de nosotros y será glorificado si vamos a la Universidad de Panamá e invitamos a los estudiantes a estudiar la Biblia. Si nos esforzamos y trabajamos para Su obra, Dios estará complacido con nosotros y será glorificado. Aunque quizá no vayamos muchos días a la semana, o por muchas horas; aunque quizá no pesquemos nada, ni siquiera un resfriado; aunque podamos establecer solo un estudio bíblico 1:1 nada más; Dios se complacerá de nosotros y será glorificado por nuestra obediencia y nuestro esfuerzo.
También se glorificará Dios en nuestra obediencia y esfuerzo para nuestras disciplinas espirituales. Si cada día lo primero que hacemos cuando nos levantamos es comer Pan Diario, aunque sea leyendo el pasaje bíblico del día, aunque no escribamos testimonio; si cada día apartamos aunque sea unos minutos para tener un tiempo de oración íntima con Dios; si cada semana apartamos unas horas para estudiar la Biblia con nuestro pastor; si cada semana apartamos unas horas para escribir Testimonio Bíblico; y si cada semana apartamos el tiempo el domingo para estar aquí a las 10:00 am con un corazón dispuesto para adorar a Dios y oír Su voz a través de la Palabra; ciertamente Dios se complacerá de nosotros y será glorificado en nuestras vidas.
Igualmente se complacerá Dios y será glorificado en cualquier otro servicio que podamos hacer para Su obra con nuestros talentos, dinero, tiempo y esfuerzo. En nuestras ofrendas y diezmos; el que tenga el talento de presidir, presidiendo; el que tenga el don para orar, orando; el que tenga el talento para cantar, alabando; el que tenga talento para enseñar, enseñando; el que tenga el don de consolación, consolando; el que tenga el talento de cocinar, cocinando; y el que quiera servir limpiando la iglesia, o arreglando algo, o haciendo un mantenimiento necesario; en todas estas cosas se complace Dios y es glorificado, si lo hacemos de todo corazón para Él, sirviéndonos los unos a los otros con amor. Amén. Así que no se limiten. Mediten bien en lo que pueden hacer para el Señor con sus dones, talentos, tiempo, esfuerzo y dinero, y suban al monte, traigan su madera, y ayuden a edificar la casa del Señor. Amén.
Leamos juntos el v.9. Aquí se puede ver la avaricia de los judíos que habían regresado del exilio y el entrenamiento de Dios para ellos. Ellos buscaban tener mucho en su vida, pero hallaban poco. Trataban de acumular riquezas en sus casas, pero Jehová les advierte que disiparía todo en un soplo. ¿Por qué los entrenaba Dios de esta manera? Porque Su Casa estaba desierta, mientras cada uno de ellos corría a su propia casa. El problema estos hombres era que tenían confundidas sus prioridades. Como ellos, nuestras prioridades relacionadas con el trabajo, la familia y la obra de Dios están a menudo confundidas. Los trabajos, las casas, las vacaciones y las actividades de recreación, pueden estar tomando un lugar prioritario en nuestras vidas, y Dios y Su obra pueden estar siendo relegados. ¿Qué es lo más importante para ti? ¿En qué lugar está Dios en tu lista?
Hay muchas excusas que ponemos en nuestras mentes para justificar esto. “No podemos hacer mucho en la iglesia, y estoy cansado de vivir en un cuchitril. Es tiempo de comprarme una casa o de remodelar la que tengo.” “Dios quiere que preste atención en el hogar; la familia es el primer ministerio.” “Yo participaría con más dinero en la obra de Dios, pero todo mi dinero está comprometido para mi familia.” “Yo no estoy viviendo de manera extravagante; ¡mira todas las otras casas de mi vecindario! ¡Mira los carros en sus entradas! Necesito mejorar un poco” “Alguien debería comenzar a trabajar en la iglesia. Espero que alguien sea voluntario y tome la obra. Yo necesito terminar algunos asuntos importantes en mi vida.” Pero debemos darnos cuenta de que estas son solo excusas, y que no podemos vivir tranquilos nuestras vidas mientras la obra del Señor esta desierta. Dios habla de las consecuencias calamitosas que esto puede tener.
Leamos juntos los vv. 10-11. Dios entrenó a su pueblo con sequía para que pudiesen darse cuenta de que tenían mal sus prioridades. Sin las lluvias adecuadas la tierra no daba sus frutos. El trigo necesario para el pan, no crecía bien; la vid no daba suficientes uvas para el vino; y el olivo tampoco daba suficientes aceitunas para el aceite. Aun el ganado languidecía por falta de agua y forraje. Ya lo vimos antes en el v.6, sembraban mucho y cosechaban poco. Y si continuaban con su desobediencia e indiferencia a la obra de Dios, la situación empeoraría.
Puede que quizás a nosotros nos esté yendo bien económicamente, aunque tenemos mal nuestras prioridades. Pero quizá tenemos que esforzarnos mucho para obtener lo necesario para nuestro sustento. Algunos trabajan jornadas muy largas e incluso los domingos tratando de obtener lo necesario para subsistir. Pero Jesús nos ha prometido que, si buscamos primeramente el reino de Dios y Su justicia, todas estas cosas nos serán añadidas (Mat. 6:33). Tome la decisión de fe de poner a Dios y Su reino como prioridad en su vida, y verá todas las bendiciones que vendrán con ello. Amén.
II.- El pueblo se arrepiente y retoma la obra (12-15)
Leamos juntos el v.12. Los líderes del pueblo, Zorobabel hijo de Salatiel y Josué hijo de Josadac, Sumo Sacerdote, y todo el resto del pueblo oyeron la exhortación de Dios por medio del profeta Hageo. Esto no significa que simplemente fueron la audiencia del mensaje de Hageo, sino que realmente prestaron atención a lo que Hageo les dijo. ¿Estás realmente oyendo este mensaje? ¿Está realmente llegando a tu corazón? Entonces deberías responder como el pueblo y temer delante de Jehová.
Esto no significa que ellos tuvieron miedo de Dios por las amenazas de sequía, sino que el pueblo realmente meditó en sus caminos y se arrepintió de su mal proceder. Tomaron la decisión en su corazón de seguir la instrucción de Dios y subir al monte, y traer madera, y reedificar la Casa. El texto bíblico no nos lo dice así explícitamente, pero en el v.14 dice que “vinieron y trabajaron en la casa de Jehová”. Así que ellos debieron tener la madera para edificar la Casa de Dios. Por tanto, eso es lo que debieron haber hecho cuando dice que “temió el pueblo delante de Jehová.” Debieron haber obedecido al mandato de Jehová.
De hecho, los vv. 13-15 describen otro mensaje de Jehová por medio del profeta Hageo que vino 23 días después de este primer mensaje si comparamos el v.1 con el v.15. Este otro mensaje vino después de que ellos habían empezado a ir a los montes a traer la madera para reedificar la Casa de Jehová. Veamos a continuación este mensaje.
Leamos juntos el v.13. Después de que ellos comenzaron a obedecer a Jehová, Él les prometió que Él estaría con ellos. En el pasado la oposición de sus vecinos había contribuido a que se detuviese la obra, pero ahora Jehová les promete que va a estar con ellos para completarla. Esto no significa que no hubo oposición. En Esd. 5 se narra que cuando empezaron a reconstruir, vinieron nuevamente los adversarios a tratar de detener la obra, pero esta vez el rey Darío emitió un decreto ordenando que no se detuviese la obra, sino que se dieran los recursos necesarios para que se completase. ¡Cuán grandes e inesperadas bendiciones recibimos cuando obedecemos a Dios!
Leamos ahora juntos los vv. 14-15 por favor. Esta promesa de Dios alentó a los líderes Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y Josué hijo de Josadac, Sumo Sacerdote, y a todo el pueblo, para trabajar ardua y gozosamente en la Casa de Jehová. Este fue el impulso que ellos necesitaron para completar la reedificación del Templo de Jerusalén cinco años después, en el 515 a.C. Esto no quiere decir que ellos no necesitaron más Palabra de Dios durante ese tiempo. En el próximo capítulo veremos los otros mensajes que Dios envió al pueblo por medio del profeta Hageo. Y también pueden leer los mensajes de Dios a través del profeta Zacarías que sucedieron en este mismo tiempo. Sin embargo, esta palabra de aliento esforzó a los líderes y a todo el pueblo a retomar la misión de Dios.
Nosotros también hemos recibido una misión con la misma promesa por parte de nuestro Señor Jesucristo en Mat. 28:19-20: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Así que vayamos a hacer discípulos en la Universidad de Panamá conforme a la misión que Dios le ha dado a nuestro ministerio, porque el Señor estará con nosotros cada vez que vayamos, y todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Vayamos a la universidad con oración, pidiéndole al Señor que nos ayude a encontrar una oveja con deseo espiritual que esté esperando un pastor que la alimente con la Palabra de Dios. Estoy seguro que el Señor escuchará nuestra oración y se complacerá de nosotros y nos dará muchas ovejas para Su gloria. Amén.
Pero si encuentra oposición, no se desaliente. Siga siendo fiel en ir a la Universidad y ore cada vez más fervientemente, que el Señor escuchará Su oración y hará Su voluntad y se glorificará en su vida. Amén.
Yo oro para que cada uno de nosotros tema a Jehová y Le obedezca y vaya a la Universidad de Panamá a buscar a los estudiantes y a traerlos al estudio bíblico, y edificar así la Casa de Jehová. Que Dios vea nuestro esfuerzo y nos bendiga y nos ayude a convertir a Panamá en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa para Su Gloria. Amén.
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M. Marcos Kim (AR)
( 20 de noviembre de 2020 )
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