Génesis 12:1-5

12:1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
12:2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
12:3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
12:4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.
12:5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.

SERÁS BENDICIÓN


Buenos días. Durante el mes de noviembre se celebran las Fiestas Patrias en Panamá. Por alguna razón todos los acontecimientos relacionados con la constitución de Panamá como un país libre y soberano ocurrieron durante el mes de noviembre. El 3 de noviembre se celebra la gesta separatista de Panamá de Colombia en 1903. El 4 de noviembre es el Día de los Símbolos Patrios donde se rinde homenaje a la Bandera Nacional, el Himno Nacional y el Escudo de Armas, celebrando que ese día Panamá comenzó a ser un estado soberano. El 5 de noviembre se celebra la consolidación de la separación por el movimiento de las tropas en la ciudad de Colón. 

Por otro lado, El 10 de noviembre, pero de 1821, se da el primer grito de independencia de España en la Villa de Los Santos, que desencadenaría los gritos de independencia en las otras provincias, hasta que el 28 de noviembre todo el país proclamaría su independencia del imperio español en un cabildo abierto en la Ciudad de Panamá. Así, el 28 de noviembre de 1821, Panamá se independiza del imperio español y se adhiere voluntariamente a la Gran Colombia hasta que finalmente logra separarse de Colombia el 3 de noviembre de 1903. 

Todo esto es lo que celebramos en este mes de la patria. Y hoy tenemos este mensaje especial de Fiestas Patrias para celebrar la independencia de Panamá. Sin embargo, todavía hay una batalla que librar para que Panamá sea verdaderamente libre: La batalla espiritual contra el pecado. Aunque Panamá goza hoy de libertad de la injerencia de potencias extranjeras, todavía se encuentra bajo el poder del pecado. Y Dios está levantando hoy hombres y mujeres que colaboren al Espíritu Santo para liberar a Panamá del poder del pecado y de la muerte, y hacerla verdaderamente libre. ¿Saben quiénes son esos hombres y mujeres? Cada uno de ustedes. Tú serás bendición para Panamá para que pueda celebrar la verdadera libertad, la libertad que Jesús da. 

Yo oro para que cada uno de nosotros pueda recibir esta promesa de Dios para Abram y que podamos ser una fuente de bendición para convertir a Panamá en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa, un pueblo libre del poder del pecado que es bendición para otras naciones del mundo, enviando misioneros que prediquen el mensaje que hace verdaderamente libre, el evangelio de la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Amén.  

I.- Sal de tu tierra y de tu parentela (1)

Leamos juntos el v.1 por favor. Aquí se recuerda el llamamiento que Dios le hace a Abram. Fíjense que el v.1 comienza diciendo que “Jehová había dicho a Abram”, reporta esta acción en pasado. Ya Dios le había dado este llamamiento a Abram cuando estaba en Ur de los Caldeos como se puede ver en 11:31: “Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.” Respetando el patriarcado de Taré, padre de Abram, dice que fue él quien los sacó de Ur de los caldeos, pero aquí en 12:1 se nos revela que el llamamiento fue dado a Abram y no a Taré. También, Esteban, lleno del Espíritu Santo, les dijo a los judíos: “Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré. Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.” (Hch. 7:2-4). Así llamó Jehová a Abram cuando estaba en Ur de los caldeos y ahora aquí Abram recuerda su llamado cuando habitaba en Harán.

Leamos nuevamente el v.1 por favor. Entonces, mientras Abram vivía en Ur de los caldeos, Jehová le llamó para que saliese de su tierra y de su parentela, y de la casa de su padre. ¿Qué es ‘tu tierra’, ‘tu parentela’ y ‘la casa de tu padre’? La tierra era Ur de los caldeos, donde vivía Abram. Era una ciudad desarrollada, centro del comercio, cultura y religión de su región. Donde había mucha idolatría, pues los que vivían allí servían a muchos tipos de dioses. Se dice que ellos tenían más de 3,000 ídolos. Dios consideró necesario que Abram saliera de esa tierra para comenzar una nueva vida con Él. Él tenía que salir de esa mala influencia para poder seguir a Dios. También tenía que salir de su parentela y de la casa de su padre. Es decir, tenía que abandonar a toda su familia. Abram debía salir de Ur de los caldeos solamente con su esposa Sarai, y dejar a todos sus familiares allá. ¿Por qué? Según Josué 24:2 la familia de Abram también servía a dioses extraños y, según una tradición judía extrabíblica, su padre Taré era vendedor de ídolos. Por esta razón, Abram debía abandonar la influencia pecaminosa de su familia idólatra para comenzar una nueva vida en Dios. 

Pero obedecer el llamado de Dios cabalmente no era fácil para él, porque tenía que dejar su trabajo, su familia, su estabilidad, etc. Además tenía que superar el miedo de salir de su tierra solo para llegar a un lugar desconocido. Así que, pudimos leer en 
11:31 que Abram no obedeció completamente este llamamiento sino que salió de Ur de los caldeos con su padre Taré, y con su sobrino Lot para ir a la tierra que Dios le mostraría, pero se quedó en Harán, casi a mitad de camino, probablemente, porque Taré enfermó y por eso Abram y su familia no pudieron continuar su viaje.

Vemos entonces que por no obedecer completamente el mandamiento de Dios en su llamado, Abram se quedó estancado en su camino de fe. ¿Cómo sería la vida de Abram en Harán? La Biblia no lo dice. Solamente, sabemos por 12:5 que se dedicó a acumular riquezas. Pero podemos saber que ciertamente no tuvo frutos espirituales y no estaba cumpliendo el propósito de Dios para su vida. Así vivimos cuando no obedecemos completamente el llamado de Dios para nuestras vidas. Nos quedamos viviendo para nosotros mismos, acumulando riquezas en este mundo, o construyendo una carrera o una familia, pero no cumplimos el propósito que Dios tiene para nosotros. 

El mandamiento de Dios para Abram de salir de su tierra y de su parentela no se refiere solamente salir del área geográfica de Ur de los caldeos, sino a cambiar completamente su estilo de vida. Es decir, dejar el estilo de vida pecaminoso que llevaba, y alejarse de las cosas que impedían su crecimiento espiritual. Mucha gente quiere vivir para Dios, pero no quiere cambiar su estilo de vida pecaminoso. Sin cambiar el estilo de vida, no podemos llevar una nueva vida en Dios. Si queremos llevar una vida santa y limpia, debemos salir del ambiente lujurioso y de las costumbres pecaminosas de la vida pasada. Ef. 4:22-24 dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Para recibir la bendición de Dios, todos los días debemos despojarnos del viejo hombre, y vestirnos del nuevo hombre. Entonces, podremos experimentar el crecimiento de nuestra fe y llevar muchos frutos espirituales. 

Entonces, más concretamente, ¿cuál es el estilo de vida que debemos dejar? Nuestros hábitos pecaminosos que nos impiden obedecer a Dios y su Palabra. Debemos erradicar de nuestra vida todo aquello que nos impide cumplir el propósito de Dios. Si te gusta ir a ciertos lugares o realizar ciertas actividades que te meten en tentación o que te impiden congregarte los domingos o estudiar la Biblia, debemos abandonarlas para poder hacer la voluntad de Dios. Incluso puede ser necesario dejar de frecuentar a nuestros familiares o amigos inconversos que nos invitan a lugares que no convienen, critican el cristianismo y tratan de influenciarnos con otro tipo de creencias. Si se sienten tentados, es mejor alejarse de ellos. Si dejamos las cosas que afectan nuestra vida de fe y andamos en un ambiente espiritual, nuestro espíritu puede alimentarse y podremos ser hombres y mujeres de fe que reciben mucha bendición de Dios. Oro que salgamos de nuestra tierra de pecado para llegar a la tierra prometida de Dios. Amén.

II.- La bendición por la obediencia (2-5)

Leamos ahora el v.2. Dios le dio a Abram no solamente un mandamiento sino también una promesa. ¡Y vaya qué promesa! Si Abram obedecía el mandamiento de Dios y abandonaba su estilo de vida pecaminoso, y comenzaba a andar por el camino de la fe, Dios haría de él una nación grande, le bendeciría, engrandecería su hombre y Abram sería bendición. Veamos a continuación el significado de esta promesa.  

Primero, haré de ti una nación grande. Leamos nuevamente el v.2a. ¿Cuál era la condición de Abram en ese momento? Según 11:30, Sarai era estéril, por lo que Abram no tenía ni siquiera un hijo. Pero Dios le prometió hacerle una nación grande. Esto significa que Abram tendría muchos hijos, y su familia se convertiría en una gran nación. Dios le reitera esta promesa varias veces a Abram y de formas variadas. Por ejemplo, en 13:16 le dice que su descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra; y en 15:5, que sería tan numerosa como las estrellas del cielo. Pero, esta promesa tiene un sentido más profundo que tener muchos hijos carnales. Dios quería formar una nación santa a través de Él. Esta nación se establece cada día a través del pueblo que teme a Dios y guarda sus mandamientos. Esta promesa se desarrolló más en Ex.19:5-6a. En el Nuevo Testamento esta promesa llega a todos los que creen en Jesús. 1P.2:9 dice: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” Tal vez desde el punto de vista de Abram era imposible que se realizara esa promesa, pero cuando vivió por la fe, Dios formó una nación grande a través de él. ¡Y nosotros somos parte de ella!

Cuando vemos nuestro ministerio parece imposible que Dios pueda usarnos para convertir a Panamá en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa. Sin embargo, si nosotros le creemos a Dios y a sus promesas y trabajamos constante e incansablemente para su obra, Dios cumplirá su promesa. ¡Imagínense! Abram tenía 75 años y no había tenido ningún hijo. Era humanamente imposible que pudiese tener ni siquiera un solo hijo. Pero Dios le prometió que haría de él una nación grande. Y ahora, miles de años más tarde, podemos ver cómo hay millones de descendientes de Abram según la carne y miles de millones más de descendientes por la fe. Aunque parezca imposible, Dios cumplirá sus promesas. Amén.

Segundo, te bendeciré. Leamos el v.2b. Aquí se refiere a la bendición material. Dios bendijo mucho a Abram con riquezas. Así lo reconoce su siervo, Eliécer damasceno, en 24:35: “Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos.” Dios bendijo mucho materialmente a Abram conforme a su propósito. Pero no debemos pensar que Dios nos bendecirá a todos de la misma manera. Puede que la voluntad de Dios sea bendecirte con muchos bienes, o puede ser que no. Lo que sí es cierto, es que Dios siempre te proveerá de lo necesario. Así que, si Dios te provee con muchos bienes, gloria a Dios, y utiliza esos bienes para servir también a otros. Pero si Dios no te prospera mucho materialmente, gloria a Dios también, y sírvele aunque sea con lo poco que te ha dado. El hecho de que tengamos vida y salud ya es una gran bendición. Y teniendo la salvación y el reino de Dios somos muy benditos. Amén.

Tercero, engrandeceré tu nombre. Leamos el v.2c. Estas palabras no quieren decir que Dios haría a Abram un hombre famoso como una estrella de Hollywood, sino que lo convertiría en un hombre de gran influencia espiritual. Abram tenía ya 75 años y no tenía ni un hijo. Desaparecería tristemente y nadie se acordaría de él. Pero cuando obedeció a Dios, fue levantado como el padre de fe en la historia redentora de Dios. Todos los cristianos conocen a Abram y quieren ser como él. El nombre de Abram es recordado no sólo entre los cristianos y los judíos, sino incluso entre los musulmanes que le reconocen también como padre. Así que Abram es reconocido en las tres religiones más grandes del mundo.

El sueño de muchos es perpetuar su nombre en la historia. Por eso tratan de hacer cosas grandes para ser recordados. Algunos intentan romper records locos para entrar en el Libro de Record Guinness. Otros, intentan ser deportistas destacados para ser recordados. Otros, escritores, actores, cantantes, etc. Sin embargo, nuestra ambición no debe ser que nuestro nombre sea recordado, sino que el nombre de Jesús sea glorificado. Y aún si vivimos de esta manera Dios también engrandecerá nuestro nombre. Puede que dentro de 100 años, tu nombre sea recordado en UBF Panamá por ser uno de los antecesores de fe. Y alguna oveja en otro continente podrá decir con orgullo: “él fue el pastor, del pastor, del pastor de mi pastor, así que yo soy su bisnieto de la fe”. Pero para eso tenemos que creer en la promesa de Dios y trabajar sirviéndole, de manera tal que podamos levantar discípulos de Jesús que a su vez sean hacedores de discípulos. Amén.

Cuarto, serás bendición. Leamos el v.2d. Ser bendición, es ser fuente de bendición. Esto quiere decir que muchos recibirían la bendición de Dios a través de Abram. ¿Qué es la bendición? Muchos piensan que la bendición es tener salud, dinero y amor. Pero aunque tengamos salud, dinero, amor, si morimos hoy, no serviría de nada. Por lo cual la bendición verdadera es tener la vida eterna y la alegría espiritual que viene de Dios. Cuando Dios le dijo a Abram que iba a ser bendición, quiso decir que muchos recibirían la bendición de Dios a través de él. Todos los humanos teníamos que morir a causa de nuestros pecados, pero Dios quiso salvarnos a través de su Hijo Jesús. Este Salvador nació del linaje de Abram (Mat.  1:1), por eso, Abram es la fuente de bendición espiritual para todo el mundo.

Leamos ahora juntos el v.3. Dios prometió que bendeciría a los que les bendijeren a Abram y que maldeciría a los que les maldijeren. ¡Dios convirtió a Abram en una fuente de bendición para todas las familias de la Tierra! Nunca maldigamos el nombre de Abraham ni de su linaje escogido, el pueblo de Israel, sino que oremos siempre por la nación de Israel para reconozcan a Jesús como su Mesías, como el Salvador que murió por nuestros pecados para hacernos verdaderamente libres. Y que la bendición de Abraham nos alcance también a nosotros.

Entonces, con la esperanza de hacer una nación grande a través de Abram, de bendecirlo, de engrandecer su nombre y de hacerlo una fuente de bendición, Dios lo ayudó a ser un hombre de fe con mucha paciencia. La obra de Dios en Abram fue una obra de paciencia y esperanza. Así que, ¿por qué Abram pudo recibir este llamado y esta bendición? Porque Dios quiso llamarlo y bendecirlo por su soberana elección. Él no vio la condición humana de Abram, sino que lo escogió y puso su esperanza en él. Por la gracia de Dios, Abram pudo ser bendición. Pero, también por su obediencia. Veamos a continuación cómo obedeció.

Leamos juntos los vv. 4-5. Abram salió de Harán después de la muerte de su padre y llegó a Canaán, la tierra prometida por Dios, obedeciendo el mandamiento de Dios. Pero llegó allí junto con su sobrino Lot, al que no debía haber llevado. Sin embargo, Dios bendijo la obediencia de Abram, aunque parcial, y cumplió sus promesas: le hizo una nación grande, en el pueblo judío, y también con nosotros los cristianos, descendientes de Abraham según la fe; le bendijo con muchos bienes materiales; engrandeció su nombre, que aún hoy, más de 4 mil años después, miles de millones de personas en el mundo conocen y respetan el nombre de Abraham; y lo hizo una gran fuente de bendición viniendo Jesús a este mundo a través del linaje de Abraham. ¡Bendito por siempre Abraham por su fe y obediencia!

Con esta esperanza Dios nos llama también a nosotros y nos manda que salgamos de nuestra vida pecaminosa, además nos da la promesa de que va a hacer una nación grande a través de nosotros, nos bendecirá, engrandecerá nuestro nombre y que seremos bendición. Esta promesa es para todos los que creen en ella y obedecen su mandamiento.

Hace quince años yo recibí esta promesa de Dios, pues me correspondió compartir testimonio bíblico en el culto en el que el M. Juan Seo predicó esta palabra en el 2006. Yo salí de Venezuela a Panamá como misionero creyendo en que Dios puede hacerme fuente de bendición para los jóvenes panameños. Por la fe dejé mi tierra y mi parentela para venir a la tierra de misión que Dios me dio. La vida de misión no ha sido fácil, pero Dios me ha bendecido mucho y tengo la esperanza de que Él poco a poco cumplirá su promesa. Solamente debo orar y servir más esforzadamente a Dios y sé que Él cumplirá sus promesas. Amén.

Dios también quiere hacerte una fuente de bendición. ¡Serás bendición! Solo debes obedecer la Palabra de Dios y abandonar tu vida pecaminosa, obedeciendo la voluntad de Dios de ir y predicar el evangelio a todos, especialmente a los jóvenes de la Universidad de Panamá que es nuestro campo de misión. De esta manera, Dios puede usarte como una fuente de bendición para convertir a Panamá en un Reino de Sacerdotes y una Nación Santa, una nación verdaderamente libre en Jesús. Oro para que Panamá se convierta en una nación que bendice a otras, enviando misioneros a otros países y que Panamá sea el puente del mundo para la predicación del evangelio, y el corazón del universo desde donde fluye la sangre de Cristo hacia todo lugar. Amén.

ARCHIVOS PARA DESCARGAR



FOROS UBF ESPAÑOL

SUGERIMOS LEER

MÚSICA QUE EDIFICA

SÍGUENOS EN LAS REDES SOCIALES

ACERCA DE UBF

La Fraternidad Bíblica Universitaria (UBF) es una organización cristiana evangélica internacional sin fines de lucro, enfocada a levantar discípulos de Jesucristo que prediquen el evangelio a los estudiantes universitarios.

UBF MUNDIAL

Puede visitar el sitio de UBF en el mundo haciendo clic en el siguiente enlace (en inglés):

SUSCRIPCIÓN BOLETÍN

Ingrese su dirección e-mail para recibir noticias
e invitaciones a nuestras actividades